La noche que Bob Dylan estuvo en Lorca

Lorca

Lorca ya puede presumir de haber sido uno de los escenarios en los que ha actuado el último Premio Nobel de Literatura, Bob Dylan: fue el 4 de julio de 2008, en la Plaza de Toros, en el marco del ya desaparecido festival Espirelia.

Aquella noche unas 6.000 personas acudieron a la llamada del flamante Premio Nobel de Literatura que llegó a Lorca precedido por su fama de leyenda viva del rock pero sin ninguna exigencia estrambótica para él ni para su equipo. Tan sólo reclamó un buen puñado de toallas para secarse el sudor del escenario con la única condición de que hubieran sido lavadas sólo una vez. A todo el mundo, incluido a Bob Dylan, le resultan molestas las pelusas de las toallas nuevas.

Más allá de la anécota, esa noche el de Minnesota interpretó en el coso de Sutullena un repertorio de quince canciones, empezando por el Rainy Day Woman y despidiéndose con una versión a medio camino entre el blues y el country de Blowin' In The Wind, justo cuando ya nadie creía que iba a tocarla. Por el camino, lo que estaba anunciado como un concierto de una hora y media se estiró hasta las dos horas con temas clásicos su discografía: Like A Rolling Stone o Knockin'on Heaven's Door, Desolation Row, Don't Think Twice o Highway #61.

Dylan actuó durante todo el tiempo ofreciendo su perfil al público, frente a su teclado y en ningún momento cogió la guitarra (se habló de una dolencia de espalda que se lo impedía). Fue desgranando tema tras tema acompañado por su banda de dos guitarras, un contrabajo, un batería y otro teclista que, a momentos, arroparon con su potencia musical a un artista reconocido por sus letras.

De esta forma, Bob Dylan se convierte en el primer Premio Nobel que ha pasado por la ciudad de Lorca,  hasta donde le trajo aquel lejano 4 de julio de 2008 el mismo viento en el que sigue buscando respuestas a día de hoy.

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