Alma de líder

Valencia

Dicen que la cara es el espejo del alma y tiene que ser verdad, porque el rostro de los aficionados del Levante se iluminó cuando el colegiado Figueroa Vázquez decretó el final de otra batalla por el ascenso.

Cuatro de cuatro. No hay quién le tosa al conjunto granota en el Ciutat de Valencia donde contabiliza todos sus partidos por victorias y eso que ante el Real Valladolid tuvo que remar a contracorriente con un autogol, como consecuencia de un mal despeje de Chema que rebotó en la espalda de Iván y el balón terminó alojándose de forma cómica en la portería de Raúl Fernández.

Esta accidentada acción pilló a cientos de aficionados accediendo a su localidad y descolocó durante varios minutos a una plantilla que demostró una enorme capacidad para sobreponerse ante cualquier contratiempo.

Este Levante tiene alma de líder, no se arruga, se esfuerza, compite todos los minutos de cada partido, con un espíritu inagotable de superación y preparado mentalmente para terminar sometiendo a su rival.

El primer puesto que ostenta el equipo de Muñiz, tras la octava jornada de la Liga, ha dejado de ser anecdótico para convertirse en algo real, como los 19 puntos que ha sumado y que marcan un ritmo imposible de aguantar por el resto de los aspirantes al ascenso.

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Muchos clubes llamados a estar en la pomada, como Almería, Mallorca, Getafe o el propio Pucela no soportan la presión y están a punto de que les entre un 'pajarón’ cuando se empine la competición.

Con mucha humildad, pero con la firmeza y la intensidad con la que pelea cada balón, el Levante no tiene rival. El conjunto granota posee demasiados argumentos individuales con Roger o Morales y colectivos con el equilibrio de Natxo Insa, que el contrario termina perdiendo la posición, la concentración, los nervios y los puntos.