Noche de guitarras y tarantas en la recta final de la Bienal
Juan Requena y Jose Carlos Romero se reencuentran con los amantes del toque

Esther Rodríguez

El primero en salir al escenario de la Bienal de Sevilla era Juan Requena. Lo hacía a las siete de la tarde, en la iglesia de San Luis de los Franceses. Comenzaba su concierto con una taranta, Dolores. A partir de ahí el escenario comenzó a sumar. Vinieron los aplausos y tras una soleá aparecieron los Makarines, dos jóvenes hermanos que lo mismo acompañaban en el cante que en las palmas. Aportaron. Como también lo hico Paco Vega en la percusión y durante unas colombianas, La Caliqueña. Fue una tarde mágica, con mucho público, entre ellos el cantaor Jose Valencia, que animaba al guitarrista de continuo, en cada tema. Juan Requena que por cierto le produjo el último disco a Valencia. La noche, para Requena, terminaba con segurilla y bulerías.
Dos horas y media después, el protagonista un veterano de la guitarra, Jose Carlos Romero. Su trabajo “Paseo de los cipreses”, incluyendo una Taranta dedicada a su padre. El lugar del encuentro en el claustro del monasterio de Santa Clara.