Francina tiene un plan

Palma de Mallorca

Francina tiene un plan: repartir mejor la riqueza y priorizar aquellos colectivos que peor lo pasan con la crisis. Y mejorar los servicios públicos. Y recuperar derechos para la ciudadanía hablando con todo el mundo. Eso ya lo sabíamos. Hoy ha insistido en ello, pero explicando lo que su gobierno ha hecho en estos catorce meses para cumplir el plan. Y también lo mucho que le queda por hacer.

Lo dije en su día de Bauzá y lo repito con Armengol: los presidentes afrontan los discursos del debate de política general con la misma pasión que un presidente de escalera detalla los gastos del mes y pide una derrama en la reunión de vecinos. Balance de gestión, le llaman. Y como a Armengol le achacan estar más por el gesto que por la gestión, se ha ceñido al guión. Emoción, ninguna. Ni tan solo en su petición de frente común ante Madrid, que ha despachado con un par de frases de manual.

Por lo menos, Armengol lee bien y se le entiende todo. Como cuando se ha referido a la masificación turística: "seamos cuidadosos con decidir a golpe de coyuntura porque los límites que fijemos ahora nos pueden perjudicar en el futuro", ha dicho.

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Discurso previsible el de Armengol. Entre otras cosas, porque sin un duro en la caja, no está el patio como para sacarse conejos de la chistera, que para eso ya estaba Matas. Eso sí, seguramente harta de escuchar ese "al menos dejó algo" con el que muchos ciudadanos resumen todavía la gestión del ex presidente, Armengol ha decidido que las infraestructuras progresistas dejen de ser silenciosas: se anuncian nuevas escuelas, residencias, centros sanitarios e instalaciones hídricas. Tendremos hasta una Caja de Música para la Orquesta Sinfónica, una infraestructura muy poco silenciosa. Por motivos obvios.