¿Quién se beneficia con estos horarios?
Ni clubes, ni jugadores, ni aficionados, ni medios de comunicación, sólo para las plataformas televisivas tienen algún sentido
Cadena SER
Soria
Después del “¿quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos?”, posiblemente sea la pregunta con más difícil respuesta. Y eso que es una cuestión que se viene repitiendo en las últimas temporadas de fútbol profesional. ¿A quién le beneficia realmente que se juegue un partido de fútbol un martes (o miércoles o jueves, como en esta semana, o incluso un fin de semana, un domingo) a las 22.00 horas?
Y es que es mayor la lista de perjudicados que de beneficiados. A los clubes, seguro que no les hace tanta gracia, porque los desplazamientos se complican entre semana, con viajes muy madrugadores o con regresos de noche. Así se ven perjudicados también los jugadores. Y es más, ahora (de momento en Primera y el año que viene también en Segunda) la LFP penalizará a los clubes cuando las gradas del estadio que salen por TV (generalmente Tribuna) no presenten aspecto de ‘lleno’…
¿Beneficia a los aficionados? Decir que sí sería reírnos de ellos. ¿Quién tiene ganas de ir a ver un partido de fútbol a semejantes horas? Si el partido termina cerca de la medianoche, no es plato de buen gusto cuando toca madrugar al día siguiente para trabajar. Y los más jóvenes hinchas, que también tienen derecho a disfrutar de su equipo, ¿deben trasnochar teniendo cole o renunciar a un abono que han pagado a principio de temporada sus padres?
¿Serán las televisiones? Resulta curioso que en principio sean las únicas, a priori, beneficiadas. Porque tanto daría poner los partidos a la misma hora o de forma escalonada. El que quiera ver al Numancia por la tele, verá al equipo de su tierra y le dará igual que a la misma hora juegue el Getafe, el Córdoba o el Levante. Y el aficionado del Mallorca, del Nástic o del Almería, verá a su equipo sin importarle los demás encuentros… Además, en cualquier caso, si tuviera intención de darse un atracón de fútbol, existe la opción de simultanear partidos.
Y si me pongo en plan reivindicativo, también a los medios de comunicación se nos hace un flaco favor, con retrasos de cierres de edición, en el caso de los periódicos, o contrarrelojes en el caso de las radios o televisiones locales.
Y aún debemos darnos con un canto en los dientes, pendientes de que no les dé por volver a poner partidos, en nuestro caso del Numancia, un domingo de enero a las 21.00 de la noche, como tantas veces sufrimos hace un par de temporadas. Aún deberemos dar las gracias.
