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El estilita

La moraleja de vivir solo

A Coruña

Hace poco una amiga se marchó para Madrid, donde ha conseguido un puesto como maestra, y me confió unos días antes, cuando estábamos en un bar, charlando, que era la primera vez que vivía sola. Le felicité y aseguré que vivir en solitario es la expresión máxima de la libertad. Yo he compartido piso y he vivido solo y puedo concluir (y mis ex compañeros de piso también) que la segunda opción es, con mucho, la mejor. Ella me pidió algún consejo para poder disfrutar al máximo esta nueva etapa de su vida, así que, como regalo de despedida, incluyo la lista de las diez prácticas que considero más importantes para disfrutar de las ventajas de la vida en solitario.

1. La bañera es autolimpiable, puesto que recibe diariamente agua y jabón. Por tanto, cuanto más te duches, más limpia estará.

1.1. Por la misma razón, las toallas de baño no necesitan ser lavadas, sino solo secadas, dado que entran en contacto con tu cuerpo cuando el agua ya ha arrastrado toda la suciedad.

1.2. Lo mismo ocurre con el retrete: cada vez que tiras la cadena lo estás, de hecho, limpiando. Si tienes dudas, recuerda que “limpio”= “olor a lejía”. Echa un pocoal acabar y ya está.

2. La cama no se hace ¿Para qué? Incluso suponiendo que alguien entre en tu habitación ¿No crees que esa persona viene precisamente a deshacer la cama? Por otro lado ¿No estás harta de dormir incómoda con los pies en una posición forzada porque te aprietan las sábanas?

3. Lo que hay debajo de tu cama no son bolas de pelo, son pequeños ecosistemas autosostenibles. O podrían serlo, si les das la ocasión. Los ácaros también tienen derecho a crear su propia civilización y a la búsqueda de la felicidad.

4. “¿Esa mancha se ha movido?” es una pregunta que nunca debes hacerte. Lo único que tienes que saber es que “eso” no te hará nada si tú no le atacas primero. Vivir sola no significas que no tengas compañeros de piso.

5. Los cristales nunca están sucios: polarizan la luz, evitando que sea dañina para los ojos. Recuerda se paga por gafas de sol polarizadas. Bueno, pues esto es gratis.

6. El polvo protege los muebles. Por tanto, si los limpias acabarás teniendo que barnizarlos, mientras que si dejas que se acumule el polvo, ese aparador durará años.

7. Nunca se limpia el sofá. Si empiezas a remover los cojines y a pasar la aspiradora, luego cuando necesites cambio no sabrás donde buscarlo.

7.1 Igualmente, si te apetecen frutos secos.

8. Por muy fríos que sean los suelos de tu piso, créeme: no necesitas alfombra. La ropa interior en el suelo hace el mismo servicio y también sirve como alfombrilla del baño.

9. Muchos no se esfuerzan en cocinar si comen solos y tienen razón. Cuando se vive en solitario lo único que se necesita es café y galletas para empezar el día. Sin embargo, es necesario dejar algo en la nevera, aunque sea un yogur caducado, para que, en el caso de que entre un okupa y la abra, no crea que el piso está deshabitado y se instale en él.

10. Cada prenda ropa que se cae del tendedero es una oportunidad única para divertirse improvisando con el gancho de una percha y varios metros de hilo una caña de pescar. Lo que sea antes de conocer un vecino y tener que hablar con él de chorradas en el ascensor, en vez de mirar los números del tablero, una actividad fascinante que a mí, personalmente, me retrotrae a los felices tiempos de Barrio Sésamo.

11. Si vives sola en un piso de dos dormitorios, inevitablemente el que no ocupas se convierte en “la habitación de la ropa”, donde todas las prendas están extendidas en la cama formando varias capas. Las perchas son innecesarias, excepto como materia prima para cañas de pescar la ropa, claro.

12. Poner la mesa es una formalidad innecesaria. Usar platos, también. Come directamente de la fuente encima del fregadero y friega inmediatamente después de acabar para poder tumbarte cuanto antes en el sofá para ver la tele antes de que acaben los anuncios. Si sigues este sistema nunca, nunca, nunca, mires la vajilla al trasluz.

13. Esa telaraña puede ser lo único que mantenga esa viga en su lugar ¿Para qué quitarla? Sobre todo teniendo en cuenta que sostiene un muro de carga ¿No? ¿Qué eres? ¿Arquitecta?

Si sigues estas instrucciones, vivirás como una millonaria. Algún negativo podría rebatir esta afirmación, pero lo cierto es que la diferencia entre la forma en la que vive un rico y un pobre no es la piscina de mármol, sino que el primero no tiene que hacer nunca las tareas domésticas. Así, vivas donde vidas en Madrid, te sentirás como si estuvieras en La Moraleja.

 
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