El asturcón, el símbolo de Asturias que sobrevive gracias a un centenar de criadores

El caballo asturcón, admirado por su resistencia ya por los romanos (Estrabón lo menciona en sus crónicas), es la raza autóctona asturiana que resiste en el tiempo gracias al esfuerzo desinteresado de poco más de un centenar de criadores. Cada tercer sábado de agosto se celebra en la Majada de Espineres, en Sueve, la fiesta en honor de este símbolo de Asturias que sigue en peligro de extinción, a pesar de que su población se estima en unos 2.500 ejemplares, la cifra más alta del último medio siglo.

El presidente de la Asociación de Criadores del Caballo Asturcón (ACAS), Manuel Roza, reconoce que la situación "ha mejorado" en los últimos años, a pesar de lo cual está aún lejos de tener garantizada la supervivencia. El principal obstáculo es la falta de rentabilidad de una raza que sobrevive gracias al entusiasmo de un puñado de ganaderos que "no sacamos nada", dice Roza, sino que "es un hoby, hay que tener mucha afición para mantenerlo" ya que "no hay otra salida para los potros que el matadero y a muy bajo precio". Otro de los obstáculos para el mantenimiento de esta raza es el mal estado de conservación de los montes que constituyen su hábitat y en los que el pasto escasea cada vez más a costa del matorral.

La mayor parte de los asturcones que hoy sobreviven, habitan en la sierra de Sueve, de donde es orginario, aunque también hay algunos en los montes de Teverga y Caso, incluso hay algún entusiasta criador en Mallorca. La Fiesta del Asturcón, que cada tercer sábado de agosto se celebra en Espineres, majada en la zona piloñesa de Sueve, constituye al mismo tiempo un homenaje a los pastores que mantienen vivo este legado y un aldabonazo de atención a la sociedad asturiana sobre la necesidad de cuidar a los pocos ejemplares que aún sobreviven contra todas las reglas del mercado.