Las playas de la provincia no tienen suficientes desfibriladores
A pesar de que las empresas de Salvamento y Socorrismo poseen desfibriladores en sus equipos, en las playas de Castellón no existen apenas aparatos accesibles al público
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Radio Castellón
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Castellón
Las playas de la provincia de Castellón no tienen suficientes desfibriladores. Es la conclusión que se desprende de La Sociedad Española de Medicina y Seguridad del Trabajo, la SEMST, que aconseja a las autoridades que instalen desfibriladores también en las costas para hacerlos espacios cardioprotegidos.
En lo que llevamos de agosto, 4 personas han fallecido en las playas de nuestra provincia. 1 ahogada, los otros tres restantes a causa de un paro cardiaco mientras se bañaban.
A pesar de que las empresas adjudicatarias de los servicios de Salvamento y Socorrismo poseen desfibriladores en sus equipos, en Castellón no existen apenas aparatos públicos en las playas, exceptuando en las 3 playas de Benicarló.
El fundador del Proyecto Salvavidas, Rubén Campo, afirma que la Comunitat Valenciana ha tenido en los últimos años uno de los decretos más restrictivos de Europa en torno al uso de los desfibriladores, que obligaba a poseer un curso de 12 horas para poder utilizarlo, además de contar con un médico responsable del aparato. Esto ha causado que se instalen menos aparatos en lugares públicos.
Campo introduce el término de “Espacio cardioprotegido”, una certificación que se otorga cuando un lugar dispone de este aparato. Pueden ser espacios cardioprotegidos centros educativos y empresariales, instalaciones deportivas, administraciones públicas, centros comerciales, aeropuertos y estaciones o incluso cines, teatros, playas o piscinas.
Rubén Campo explica que los desfibriladores son ligeros y fáciles de usar, de manera que la mayoría de personas pueden realizar las maniobras de reanimación necesarias ante un caso de paro cardíaco.
Una vez conectados, los desfibriladores proporcionan instrucciones sonoras a quien los usa, y el aparato evalúa las constantes vitales, de manera que nunca hace una descarga si no es necesaria.
Cada minuto que transcurre sin actuar desde que se produce el paro cardíaco, se reducen las probabilidades de supervivencia entre el 7% y el 10%. Después de 7 ó 10 minutos sin desfibrilación muy pocas personas sobreviven. Se debe actuar cuanto antes, preferiblemente antes de los 3 ó 4 minutos.