Sociedad | Actualidad

Sin medios ni coordinación

Los brigadistas denuncian la falta de medios para responder a las emergencias y la inexistencia de un mando único

Dos personas durante las labores contra el incendio forestal declarado en Avión (Ourense), en la parroquia de Nieva, en el que trabajan 3 agentes, 12 brigadas, 9 motobombas, 3 palas y 4 helicópteros para evitar que el fuego alcance el núcleo de Porreira. / Brais Lorenzo (EFE)

Dos personas durante las labores contra el incendio forestal declarado en Avión (Ourense), en la parroquia de Nieva, en el que trabajan 3 agentes, 12 brigadas, 9 motobombas, 3 palas y 4 helicópteros para evitar que el fuego alcance el núcleo de Porreira.

Santiago de Compostela

Ni medios, ni coordinación. Y un único culpable, la Xunta de Galicia. Esa es la denuncia de los brigadistas gallegos, que ven cómo arde el monte mientras su eficacia se ve mermada por la falta de organización entre las distintas fuerzas.

"Como todos os anos, queixámonos de que non existe un mando único e cando se dan estas situacións, que non é o momento de chorar, demóstrase que, aínda que se fai todo o que se pode, non hai coordinación", explica Alejandro Rodríguez, agente forestal y portavoz de Comisiones Obreras. Explica que los distintos dispositivos no tienen contacto entre ellos y sentencia que "quen ten a responsabilidade do diseño do sistema e da extinción dos incendios é a Administración Pública Galega", a la que acusa de actuar conscientemente contra la lógica.

Con una quincena de incendios en activo en Galicia, los brigadistas sienten impotencia y los vecinos, quizá los más afectados por las llamas, no tienen dudas: las llamas han sido provocadas.

A la falta de comunicación se une la precaridad de los medios con los que cuentan. A pesar de que se han renovado un tercio de los camiones, Alejandro Rodríguez detalla cómo son aquellos que no han sido substituídos por otros nuevos: "A gran maioría non teñen luces rotativas prioritarias para poder apurar algo máis, teñen 15 anos de antigüidade e máis de 500.000 kilómetros" y muchos, añade, ni siquiera cuentan con aire acondicionado.

Una vez en el terreno, la situación es caótica -precisamente por esa falta de coordinación y por un viento que imposibilita realizar las tareas de extinción con eficacia-. Los vecinos, ante la desesperación que les producen las llamas, intentan ayudar con buena voluntad pero, en ocasiones, complican más el trabajo de los brigadistas. "Para nós é unha responsabilidad a maiores. Unha persoa quere axudar pero aparece en chanclas. Non podemos permitir que unha persoa acceda a un incendio cuns elementos que non o protexen para nada", sentencia el agente forestal.

 
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