Políticos y animales
Más de un año después de las elecciones municipales y autonómicas, las políticas relativas a la protección de los animales han cobrado importancia en la región: repasamos las principales

Un gato se acerca a los pies de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes / Chema Moya (EFE)

Madrid
"Nuestro municipio se declara ciudad libre de circos con animales". La frase ha sido repetida en una treintena de localidades madrileñas en los últimos cinco años, con un especial repunte en lo que llevamos de legislatura desde las últimas elecciones municipales y autonómicas. La actividad legislativa de los políticos madrileños ha decidido dedicar su atención a mejorar los derechos de los animales en la región, tanto en los ayuntamientos como en la Comunidad.
El ejemplo más claro está en los consistorios: cada vez son más los municipios madrileños por los que tienen que pasar de largo los circos que utilicen animales en sus espectáculos. Fue pionero en 2010 el Ayuntamiento de San Fernando de Henares prohibiendo estos circos, seguido de Alcorcón y desde entonces una treintena de consistorios, desde Móstoles, Alcobendas, Getafe, Arganda, Fuenlabrada, Pinto, Rivas, Parla, Tres Cantos, o Collado Villalba hasta Bustarviejo, Ciempozuelos, Lozoya o Pedrezuela, gobernados por signos políticos distintos. El último en sumarse a esta iniciativa ha sido el consistorio de Valdemoro.
En la mayoría de los casos las discrepancias políticas se traducen en abstenciones o enmiendas, pero rara vez en votos contrarios. Lo mismo ha sucedido a nivel regional: con algunas discrepancias, el pasado mes de julio la Asamblea de Madrid dio luz verde de forma unánime de todos los grupos a la Ley de Protección de Animales de Compañía, también conocida como la ley de "sacrificio cero". Una norma que, entre otras cosas, prohíbe expresamente matar a animales domésticos abandonados ni usarlos, por ejemplo, como recompensa en una rifa. Las tiendas tienen dos años para dejar de tener a los animales en las tiendas y empezar a ofertarlos por catálogo.
El protagonismo animal en Madrid ha llegado al suburbano: desde el pasado mes de julio es posible entrar al Metro con un perro, una medida anunciada en febrero. Un perro por persona, con bozal y en el último vagón del convoy, y prohibido los días en los que haya grandes aglomeraciones.
"Unos ligeros cambios no son suficientes"
¿Son medidas realmente efectivas? En declaraciones a Radio Madrid Silvia Barquero, presidenta del partido animalista PACMA, da la "bienvenida" a cualquier medida encaminada a mejorar la vida de los animales en la región pero asegura que "unos ligeros cambios no son suficientes", añadiendo que "no se va a erradicar el abandono ni alcanzar el sacrificio cero" sino se fomenta la adopción, se controlan las camadas indeseadas o se limita la venta de animales".
'No necesitamos una foto con su perro, necesitamos medidas políticas efectivas'
04:58
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Donde ni la nueva política ni la unidad popular han podido triunfar ha sido en la lucha contra las corridas de toros. Varios partidos y gobiernos municipales surgidos de las urnas del 25 de mayo de 2015 tuvieron que dejar para mejor ocasión su propuesta programática que contemplaba prohibir los espectáculos taurinos, como sucedió en San Sebastián de los Reyes. En municipios como Ciempozuelos el Ayuntamiento ha decidido no subvencionar la tauromaquia con dinero público, aunque abriendo la puerta a que sigan celebrándose corridas de toros con el respaldo de un promotor privado. En otras localidades con gran tradición taurina, como Fuenlabrada, Leganés o Parla, esta opción ni siquiera ha sido contemplada.
Barquero lo tiene claro: los toros son "nuestro talón de Aquiles, y eso nos separa de Europa. Hay que poner en marcha medidas valientes y dejar atrás festejos que deberían formar parte del pasado oscuro de nuestro país", asegura. Las peticiones son más amplias: el pasado mes de junio, decenas de personas se manifestaron frente al zoo de Madrid exigiendo su cierre bajo el lema "El zoo es una cárcel".
Animales, políticos y redes sociales
El 'boom' animal de la política madrileña ha dado el salto a las redes sociales. En septiembre de 2015, tres meses antes de las elecciones generales, Mariano Rajoy presentaba en Instagram a su perro Rico correteando por los jardines de la Moncloa, un animal "lleno de alegría y bondad al que le encanta la gente", decía entonces el Presidente del Gobierno. Unos meses antes, el mundo conocía a 'Pecas', un Jack Russell Terrier propiedad de Esperanza Aguirre: con él paseó por las calles de Madrid en los días previos a las elecciones, siendo candidata al Ayuntamiento de Madrid y citándose con dueños de otros perros en una cafetería de la calle Zurbano.
Pecas incluso revivió su perfil de Twitter - existente desde 2011 - para acompañar a Aguirre en su campaña electoral, pero dejó de ladrar seis días antes de los comicios. Internet no volvió a saber del can.
"No necesitamos una foto con su perro, necesitamos políticas efectivas, forma parte de un lavado de cara", asegura Barquero, afirmando que lo verdaderamente necesario es "una ley de protección animal que no olvide por ejemplo el tiro al pichón", que sobrevive a la criba gracias a una enmienda de última hora entre Ciudadanos y PP en la Asamblea. En Becerril de la Sierra, una localidad de cinco mil habitantes cercana a la cuenca del Manzanares, tirotean codornices lanzadas a propulsión desde tubos.
La presidenta Cristina Cifuentes tampoco desaprovecha la oportunidad de mostrar a sus felinos, Cleopatra y Olimpia. Uno de sus gatos también tiene cuenta propia de Twitter. Sin darse cuenta, el mundo animal se ha convertido en caballo y campo de batalla para la política.