"Es un orgullo poder ayudar en un campo de refugiados"

Bilbao

Nere e Iker, una pareja de guipuzcoanos con las ideas muy claras, llevan diez días en la isla griega de Chíos colaborando con el proyecto de Zaporeak. Cuando tuvieron noticia del trabajo que la asociación realizaba con los refugiados, decidieron destinar tres de sus cuatro semanas de vacaciones a ayudar.

Chíos era una isla turística hasta poco antes de que comenzaran a llegar miles de huidos de la costa turca, situada a escasos 5 kilómetros de la isla griega. Según Nere, se han adaptado muy bien a esa nueva realidad, "la llegada fue diferente y están contentos de estar allí". En palabras de Iker,  "te pega un bajonazo al segundo o tercer día por el ritmo que llevas, pero la motivación te enchufa y se lleva muy bien, aunque aquí no hay descanso".

El equipo de voluntarios oscila entre los 12 y los 18 porque van y vienen a medida que van terminando su labor allí. La labor principal de Zaporeak es dar de comer a dos de los tres campos de refugiados que no controla el gobierno griego. "Arrancamos la jornada en cocina hacia las 7 de la mañana y, hasta las 3 de la tarde, elaboramos la comida, emplatamos y la distribuimos en furgonetas", cuenta Nere. "Es un baño de realidad que a todos los que vivimos en una sociedad privilegiada nos ayuda a  darnos cuenta de que esto existe".Para Iker, "es un orgullo participar en un equipo en que nadie se conocía.  Desde el mimuto uno empiezas a ver cómo trabaja un equipo. Las 24 horas estamos juntos. El clima con el que se trabaja es muy gratificante y es un ejemplo. Es un sentimiento de orgullo el poder participar en una iniciativa así".