Los veranos de los vecinos de la villa

Madrid

¿Cómo conseguir un efecto dominó con la cultura? que una cosa nos lleve a la otra, que lleguemos sin querer a ella, que queremos más... La imagen de los Veranos de la Villa 2016 nos invita a pensar en ese efecto dominó, un fenómeno que se extiende por toda la ciudad con todas las disciplinas artísticas posibles.

Si pensamos en Madrid en verano, además del calor, nos viene a la mente que significa disfrutar de un paseo con la familia, de una terraza con los amigos, de las fiestas que celebramos, y de la oferta cultural que tenemos y que este año podemos hacer de una forma diferente. Volar cometas, bailar en una plaza, ir al circo entre pinos, escuchar música barroca o flamenco en medio de un olivar… Además Los Veranos de la Villa llegan este año a los 21 distritos de la ciudad en una apuesta por llevar la cultura a toda la ciudadanía, a todos los públicos y a los barrios donde tradicionalmente no se podía disfrutar de esta oferta.

Conocer cómo se ha gestado y cómo se ha hilado todo el festival es lo que hemos hecho con su equipo artístico y algunos de los protagonistas del festival.

El programa, que se extiende entre el 1 de julio y el 31 de agosto, contiene 52 actividades que tendrán lugar en 36 espacios distribuidos por todo Madrid. A enclaves de la almendra central se suman este año lugares periféricos que son una invitación a redescubrir el territorio urbano; El Jardín de El Capricho de Alameda de Osuna (Barajas), el pórtico del Cementerio de La Almudena (Ciudad Lineal) o la Quinta de los Molinos (San Blas) o el Museo de Aeronáutica y Astronáutica en Cuatro Caminos.

La efervescencia cultural de Madrid pedía un festival a su medida, de ahí las cifras: de los tres espacios de las anteriores ediciones, se pasa ahora a 36 y se han programado 52 actividades frente a las 20 de 2015. Y por sumar más cifras, el 80% de la programación de los Veranos de la Villa es gratuita y los precios de pago no superan los 12 euros.

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