Una evocación al automóvil y al transporte en Salamanca
Un repaso por la historia del automóvil en Salamanca con motivo del patrono de los conductores. El primer coche llegó a nuestra ciudad en el año 1900
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Cadena Ser
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Salamanca
El primer automóvil llegó en 1900
En 1900 el diario “El Adelanto” la llegada a Santa Marta de alto funcionario de Fomento al servicio de Hacienda Pública José Luís Gordillo en un automóvil, que se convertirá en el SA-1 inaugurando la era del coche en Salamanca. El que fuese muchos años director de este periódico salmantino, Enrique de Sena, comentó este dato en su libro “Salamanca en las fotografías de Venancio Gombau”. La matrícula del vehículo se inscribía en el Índice de Obras Públicas haciéndose, de este modo, oficial. Al año siguiente, en 1902, se inscribe el segundo vehículo, el SA-2, cuyo propietario de Carlos Luna, el empresario que tiene la primera línea telefónica en Salamanca, aunque será mucho más conocido porque implantó la luz en Salamanca gracias a su “fábrica de luz”, situada junto al Tormes, primero, y después cerca del actual Palacio de Congresos. La inscripción de su vehículo tiene fecha: 23 de febrero de 1902. Las calles de Salamanca no están habilitadas para este nuevo tipo de vehículos y más de un susto debieron llevarse los ocupantes al encontrar baches o socavones en su camino.
El SA-3 lo inscribe el hombre de la luz, Carlos Luna, en 1904, y el SA-4 es inscrito por Antonio Alonso Pérez de las Mozas, animador de tertulias y alcalde “por un rato”, según de Sena. Repite José Luis Gordillo con el SA-5, para asombro en Fomento: “¡tres coches en tres días!”. Otro notable industrial, Gregorio Mirat, matriculará el SA-6 en 1907, y a este le siguieron, según la relación de de Sena: Enrique Maldonado, Bernardo Olivera, Miguel Santos, José Miguel Motta….hasta el SA-50, que lo matricula Luisa Bermúdez de Castro. No fue esta, sin embargo, la primera mujer en matricular un coche, antes que ella lo hicieron Dolores Primo, Lucía Sanchón y Eufrasia Villar. El SA 50 llegó en 1913.
El dato es que quince años después de que apareciese el primer automóvil por Salamanca ya circulan por sus calles noventa coches.
1924: Los primeros autobuses urbanos
Otro dato no menos curioso es la llegada del autobús a Salamanca, que oficialmente tuvo lugar el 21 de diciembre de 1924 gracias al sargento ingeniero de ferrocarriles Joaquín Guevara Roldán, concesionario del servicio de autobuses. Dos coches que se hicieron en la factoría de Moneo, de 20 plazas y 16 asientos, registrados con los números de matrícula 937 y 938. Iban desde la Estación de Ferrocarril hasta Tejares, pasando por la Plaza Mayor.
1967: los primeros semáforos
El tráfico en Salamanca fue agitándose a medida que pasaban los años. Unamuno, concejal, se queda de la circulación por la Plaza Mayor, que considera una locura y un peligro. Muchos años después, en 1967, llegarían a Salamanca los semáforos, en concreto en la Puerta de Zamora. La Jefatura Provincial de Tráfico informó ese año de 513 siniestros, 39 muertos y 558 heridos, siendo el accidente más grave uno que se produjo en Arroyomuerto con nueve fallecidos al volcar un coche de línea. El tráfico era un problema, por eso se abre en La Alamedilla un Parque Infantil de Tráfico, que instruye a los niños en la educación vial, precedente del actual Centro de Educación Vial. Se buscan espacios para guardar los vehículos, que estaban por todas partes, y así se proponen aparcamientos subterráneos en la Plaza Mayor y la Plaza del Mercado, aunque el primero sería en Santa Eulalia. Y se busca una solución a la dispersión de paradas de coches de línea en la capital: el Mercado de San Juan, la Plaza del Campillo, las cocheras de San Isidro, la Puerta de San Pablo… todo se concentró en la Estación de Autobuses levantada sobre los terrenos del viejo Calvario de la UDS. Salamanca, aunque parezca mentira, fue en varias ocasiones circuito para motos, que competían, dada la afición a estas.
2002: Museo de Historia de la Automoción.
Llevamos en la genética un amor desmedido al coche, que nos hace criticarnos por bajar el coche de Garrido a la Plaza, por ejemplo, que fue también aparcamiento y centro de paradas de autobuses urbanos, y no se imaginan la polémica que levantó su peatonalización. Esa genética hizo posible que en 2002, en el año de la Capitalidad, se estrenase el Museo de Historia de la Automoción gracias a la colección del mecenas Demetrio Gómez Plache. Su colección, el Museo, es una joya cultural de Salamanca, donde estos días se rinde culto a uno de los grandes de nuestro tiempo, el Dos Caballos, de Citröen.