Fin de ciclo en la Balompédica

Cuenca

Flanqueado por Fernando Aparicio a un lado y Julián Cañamares y Miguel Zurro al otro, comparecía el ya ex presidente Jesús Fernández ante los medios. Una foto que simboliza lo solos que han estado.

Fernández oficializaba el cese de la junta directiva y ha convocado asamblea extraordinaria para el próximo 8 de julio donde se deberá ratificar a Luis San Juan, único miembro de la junta directiva que no ha dimitido y que se hará cargo del club a partir de ahora, por lo que no será necesario convocar elecciones.

Fernández oficializa el fin de un ciclo que empezaba hace siete años como vicepresidente con Carlos Lacort y continuaba otros seis como presidente en solitario. Una decisión que tomaron hace ya unos meses por el desgaste y la necesidad la llegada de alguien con más ganas e ideas nuevas. Una etapa donde sus mayores logros, según sus propias palabras, han sido la escuela de fútbol de la Balompédica y sobre todo el estadio de la Fuensanta.

Fernández se ha quejado de la falta de apoyo que ha recibido en su etapa como presidente, una etapa que ha calificado de “muy dura” por la situación de crisis económica que ha vivido el país. Deja un club “en mala situación económica” según sus palabras, pero sin entrar al detalle.

Y agradecimientos. Agradecimientos a su junta directiva, a Miguel Zurro, al médico Rubén Paz, a todas las personas que de una manera u otra le han ayudado y apoyado y en especial a sus hijas, único momento en el que se ha emocionado. En especial muy agradecido a Diputación, única institución que “siempre ha estado ahí” y a Globalcaja.

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También ha lamentado no haber podido afrontar el proceso en Sociedad Anónima Deportiva, una de sus grandes apuestas. En este punto ha denunciado la falta de valentía para que el proyecto de los inversores chinos no haya funcionado.

En el plano deportivo, ha reconocido que el sábado vivió una gran decepción ya que se mostraba convencido de que el equipo iba a ascender. Sin embargo, el peor momento lo vivió con el descenso ante el Zaragoza B, por cómo se produjo y todo lo que lo rodeó. Por el contrario, el momento más feliz fue evitar el descenso en Mieres ante el Caudal.