El abuelo que un día se llevó un pajarito, lo subió al Sol y está al lado de los guanches
'Hupalupa. Memoria desde tus vivos' repasa la vida del escritor, agricultor, ecologista e independista Hermógenes Afonso, a través de los ojos de su hija y en el que "habla hasta su nieto de cuatro años"
Santa Cruz de Tenerife
Hermógenes Afonso de la Cruz siempre fue Nito. En su casa, para su familia, sus amigos... hasta que encontró el nombre de guerra con el que pasaría a la posteridad. Como narran sus descendientes, buscaba una referencia de la que se enorgulleciera, "el espíritu de un antiguo, que no fuera un traidor como Fernando Guanarteme, y que el nombre se confundiera con el personaje y viceversa". Entonces apareció el del gomero que planeó el asesinato de Hernán Peraza y así entró Hupalupa en el mundo de la política y la cultura. Lo hizo con fuerza, pero la figura se ha diluido con el tiempo.
Por eso, desde el sentimiento de que "se le debía" y coincidiendo con el veinte aniversario de su fallecimiento, una de sus tres hijos ha querido rendirle tributo a través de un libro de más de 200 páginas, concebido como un relato literario y que se acompaña de variedad de fotografías e ilustraciones. Se titula 'Hupalupa, Memoria desde tus vivos'. En él, Yaiza Afonso ha querido reflejar la azarosa historia de "un luchador por las libertades" desde la mayor honestidad posible y contando todo lo que él fue y en él influyó: "Amor y desamor, sin obviar su parte oscura y triste".
Precisamente los episodios más amargos de la vida de este garachiquense que pronto se mudó a El Toscal (Santa Cruz de Tenerife) son abordados sin ningún tipo de pudor desde la mirada de una niña, la hija que lo perdió apenas abandonada su adolescencia. En ese sentido, Yaiza recuerda la casa familiar como un reducto libre, un entorno en el que se fomentaban los debates dialécticos, en el que se hablaba mucho de Canarias, el mundo, la liberación de África y por el que pasaban desde cantantes a ministros del vecino continente.
En aquella finca, Hupalupa también ponía en práctica sus mayores aficiones, la agricultura y la ganadería (había estudiado Agrícolas en la Universidad de La Laguna), y le hablaba de cuanto sabía a sus hijos, que de esta forma, a través de aquellos libros que él había traído de Madrid o París, empezaron a pensar en Canarias y aprendían sobre sus raíces y los conocimientos perdidos durante la dictadura.
Aquella etapa feliz se perdió cuando la familia fue desahuciada de su hogar. Yaiza define aquello de "duro golpe" para Hupalupa, a la altura del "robo que le hicieron de sus hallazgos y gánigos". Tomando los versos de Agustín Millares, cantados por Taburiente, Donde no hay libertad no hay poeta sin vida / Nunca un pájaro vuela donde el aire no existe, Yaiza concluye que su padre, "de alguna manera, no pudo seguir volando".
Sin embargo, su legado permanece. Gran parte de la importante colección que había conseguido reunir se encuentra actualmente en el Museo de la Naturaleza y el Hombre, lugar escogido para la presentación en Santa Cruz de Tenerife de la biografía, este viernes 24 de junio. Cinco días más tarde, la presentación en Gran Canaria se hará en la Casa de Colón de Las Palmas.
Pendiente queda, según señala su hija, "reeditar las obras que él ha escrito", divulgar la obra del divulgador para que el tributo que merece alcance las cotas más altas. De momento, este libro está en la senda. Lo hace posible hasta ese nieto que Nito no llegó a conocer, Véntor, de cuatro años, para quien Hupalupa es simplemente "el abuelo, que un día se lo llevó un pajarito, lo subió al Sol y está al lado de los guanches".