Los dulces de nuestra infancia

Castilla y León

El cierre de una fábrica como Dulciora es un mazazo para la estabilidad de los 232 trabajadores que en 2017 serán despedidos. Pero también es un golpe a la infancia y los recuerdos de muchos castellanos y leoneses que han crecido comiendo las 'zarzamoras', los 'Halls', las 'lenguas de gato' o los 'Gummys' que se fabricaban en la fábrica de Valladolid. La deslocalización de la producción de la empresa nos permitirá seguir comiendo estos dulces pero ya no será lo mismo, porque no tendrán el sello de nuestra comunidad.

Por estos motivos, medio centenar de personas han salido a la calle este sábado para pedir soluciones al cierre de Dulciora. Días antes, distintos humoristas, cantantes, cocineros o deportistas han mostrado su apoyo a los trabajadores con un vídeo en el que imitan un conocido spot de cervezas.

Los caramelos más famosos de nuestra infancia tienen sello de Castilla y León

Pero Dulciora no es la única empresa que elabora estos "pequeños placeres dulces". Desde el año 1948, la empresa Caramelos Santos, en León, fabrica los famosos 'Ronchitos', unos caramelos de cacahuete recubierto de azucar y cacao, pero también son los autores de los 'Cubalibres', los gajos de naranja y limón o los 'Frescolines", unos caramelos mentolados que vienen envueltos en un papel blanco y verde. (Sí, esos que siempre tienen las abuelas en el bolsillo).

En A vivir que son dos días Castilla y León hemos hablado con el gerente de la empresa para conocer cómo se fabrican estos caramelos y descubrir los secretos del sector.

Únete al canal de WhatsApp de la SER

Es un mito que los dulces sean los culpables del sobrepeso y provoquen caries

No dejen leer esto a sus hijos si es el argumento que utilizan para que no coman caramelos. La nutricionista Ana Díez ha asegurado que "nadie se come tantos caramelos como para engordar de forma exagerada, por lo que no se les puede culpar de nuestro sobrepeso, pero tampoco causan las caries". ¿Qué las provocan entonces? La experta en nutrición nos lo cuenta.

Pequeños y mayores disfrutan de los caramelos no solo por placer sino también porque son 'la gasolina' que necesita nuestro cuerpo cada día para funcionar en condiciones.