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Misterios de la HIstoria

El agente secreto español en la Gran Guerra

Un personaje casi desconocido, que jugó un papel fundamental en la gran contienda

El agente secreto español en la Gran Guerra / Enigmas

El agente secreto español en la Gran Guerra

Alcobendas

Jaime Mir fue uno de los espías españoles más importantes de la Primera Guerra Mundial, sin embargo, su nombre apenas es recordado por la historiografía hispana. A pesar de la neutralidad española, la sociedad de entonces se polarizó entre aliadófilos y germanófilos, y Madrid y otras ciudades se convirtieron en verdaderos focos de espionaje internacional.

Misterios de la HIstoria: El agente secreto español en la Gran Guerra

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La gesta de este catalán que amaba Bélgica ayudó en gran parte a decidir la victoria aliada. A pesar de que contamos con muy pocos datos biográficos del personaje, existe un libro de memorias que fue publicado en castellano en los años 30 donde el mismo Mir narra sus arriesgados movimientos en las fronteras europeas en un tiempo en el que se derramó muchísima sangre. La primera referencia que tenemos del agente es en el año 1909, cuando se instaló en Bélgica, concretamente en Bruselas, con su esposa y sus dos hijos. Al parecer, era una persona ilustrada, probablemente perteneciente a la burguesía catalana de finales de siglo, que dominaba varios idiomas, algo que le sería de gran ayuda en sus futuras y arriesgadas misiones.

Cuando se desató la conflagración en 1914, un amigo abogado también de origen español, sabedor del amor que Mir sentía por su país de acogida, le propuso organizar un servicio de correspondencia clandestino entre Bruselas y Ostende, punto estratégico de la costa belga frente a Inglaterra, y por tanto de gran importancia en el escenario bélico. El catalán aceptó de inmediato y su primera misión sería transportar de forma secreta correspondencia diplomática y comercial, acuerdo al que llegó tras reunirse con un alto cargo diplomático aliado. Fueron sus primeros pasos en el espionaje.

A partir de ese momento, comenzó a realizar trabajos cada vez más arriesgados, lo que le llevó a utilizar un tilburí, un carro tirado por un caballo, que le construyeron en un taller clandestino y que estaba dotado de cajones secretos que permitían trasladar hasta veinte kilos de papeles, disimulados de forma magistral en la madera del asiento y en la vara del carruaje. Sus misiones comenzaron a ser cada vez más delicadas: empezó a transportar correspondencia de la embajada norteamericana, hasta el cónsul de dicha nacionalidad en Ostende, grandes cantidades de dinero e incluso a trasladar a soldados ingleses, belgas y franceses e incluso civiles que huían por diversas razones de los alemanes de Bélgica a Holanda, valiéndose de pasaportes falsos de gran calidad.

Un personaje casi desconocido, que jugó un papel fundamental en la gran contienda

Un personaje casi desconocido, que jugó un papel fundamental en la gran contienda / Revista Enigmas

Un personaje casi desconocido, que jugó un papel fundamental en la gran contienda

Un personaje casi desconocido, que jugó un papel fundamental en la gran contienda / Revista Enigmas

Puesto que la información que transportaba en el tilburí era cada vez más comprometedora –informaciones sobre los aeródromos enemigos, armamento, número de divisiones…–, el agente español extendió su red de espionaje reclutando enlaces, colaboradores y los célebres “buzones”, como se conoce en la jerga de los servicios secretos a los domicilios de las personas que reciben y entregan, mediante el santo y seña convenido, los documentos más secretos.

Después tendría que realizar sus viajes en tren, y, debido a la presencia continuada de Mir en las aduanas, fue objeto de una estrecha vigilancia de los germanos hasta que la caída de varias redes de agentes vinculados al español acabaron por descubrir su tapadera. Eso sí, después de brindar una información de valor incalculable a ingleses, franceses y norteamericanos, entre ellas, información de gran importancia para el desarrollo de los acontecimientos en la batalla de Verdún, de la que este año se cumple el centenario.

Finalmente, Jaime Mir sería sometido a juicio y estuvo a punto de ser ejecutado por traición y espionaje. Hoy, en nuestra sección de misterios de la historia, hablamos de su epopeya con Óscar Herradón, redactor jefe de la revista ENIGMAS.

 
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