"Antonio Silván, un manso de libro"

León

Para ser un alcalde decente es preciso tener la firme convicción de que este es un oficio que antepone los intereses de los convecinos frente a cualesquiera otros. Para ejercer con éxito el gobierno de un consistorio se necesita contar con la inteligencia y las habilidades políticas imprescindibles.

Es muy difícil servir a dios y al diablo al mismo tiempo muchas veces. Es imposible ser leal a la ciudad leonesa viviendo como vive Antonio Silván bajo los efectos del síndrome de Estocolmo que ejerce sobre él su casa madre, el gobierno de la Junta de Castilla y León.

No se precisan muchas luces para entender que los bajos de un estadio de fútbol al otro lado del río no son el lugar idóneo para un conservatorio. Y sin embargo el alcalde ha sido el colaborador necesario para poner en marcha esta descerebrada ocurrencia de la Consejería de Educación.

El gobierno del presidente Herrera le debe desde hace años a esta ciudad el conservatorio que prometió hace más una década. León y Zamora son las únicas capitales de provincia que carecen de un edificio de titularidad regional dedicado a la enseñanza musical.

Antonio Silván es un manso de libro, hubiera escrito el periodista ya fallecido, Pérez Chencho. Su falta de consistencia política y compromiso para con la ciudad está poniendo a la alcaldía y a él mismo en situaciones que bordean el ridículo.

Únete al canal de WhatsApp de la SER

Nunca los malos caminos llevaron a buenos pueblos. Y nuestro primer edil parece que sólo conoce los viales que tienen por suelo las alfombras.