Un error defensivo deja a los de Mir fuera de las posiciones de promoción

Alicante

Aunque el Hércules todavía no lo sabía, ésta era la jornada propicia para dar un puñetazo encima de la mesa, colocarse segundo y decir eso de aquí estoy yo. Había caído el Reus en la víspera y a lo largo de la tarde pincharían también Cornellà y Villarreal B. Y durante ocho minutos no fue una tarde soñada, sino una realidad. Ocho minutos que van desde el tanto de Mariano al empate de Vela. Dos errores defensivos en un partido malo de solemnidad en un campo con medidas de futbolín.

Ni se acercó al gol el Hércules en la primera parte. Sintiéndose un extraño en un campo pequeño y de césped, artificial, cuestionable, los de Mir trataban de adaptarse a una circunstancia que escapaba de su control. La Pobla de Mafumet, al que le va la vida en cada partido si no quiere descender, se acercó con más claridad, sólo un poco más, en ese primer acto que debió fomentar alguna siesta a quienes lo veían por la pequeña pantalla.

En el descanso Mir, que ya había advertido los déficits de su equipo, movió fichas. Gato y Gallar, que habían pasado inadvertidos, dejaron su sitio a Espinosa y Mariano. El primero para ganar presencia en la medular, el segundo para bajar balones largos y quizá aprovechar algún centro. Aunque las ocasiones siguieron sin aparecer, los blanquiazules sí dejaban mejores sensaciones. En una jugada a balón parado, Mariano aprovechó el barullo y la falta de contudencia local en defensa para poner al Hércules en ventaja. En ese momento el equipo alicanitno era segundo en la tabla. Sin embargo, la línea más fiable en muchos partidos, la defensa, concedía un balón que se paseó casi por el área pequeña sin que nadie la acertara a despejar. Vela empataba casi sin tiempo para reaccionar.

Con el empate, el Hércules deja pasar una oportunidad única de situarse segundo en la clasificación. Y peor aún, se ve fuera de las cuatro primeras plazas en el esprint final. Además, pierde por sanción para el próximo partido a Mariano y Connor, aunque recuperará a su alma, Peña. Eso sí, el margen de error queda en cero.