¿Qué hiciste, Rubi?
El Levante perdió en el Benito Villamarín una de sus últimas opciones para luchar por la permanencia tras jugar con un once revolucionario sin Morales y Deyverson.
El entrenador del Levante, Joan Francesc Ferrer (d), durante el partido de Liga en Primera División ante el Betis que están disputando esta noche en el estadio Benito Villamarín, en Sevilla EFE-Paco Puentes / Paco Puentes (EFE)
Valencia
El Levante se precipita hacia Segunda y no será por la falta de oportunidades que le ha brindado la competición durante las últimas jornadas para que pudiera encontrar ese punto de inflexión que le permitiera soñar con la salvación.
Sin embargo, las circunstancias que han rodeado cada partido le han dado la espalda al conjunto granota y nunca tuvo ese pizca de fortuna para que en alguna ocasión la suerte no le fuera esquiva, como en el mano a mano de Deyverson ante Riesgo en Ipurua, las malogradas ocasiones de Camarasa y Rossi frente Cuellar o la que ayer desperdició Verdú ante Adán. Con un poco de acierto estaríamos en un escenario completamente distinto.
- FICHA TÉCNICA
Todos esos detalles se corresponden con imponderables del juego y que uno no puede llegar a controlar, pero lo que sí es imputable al club son las decisiones que ha ido tomando el director deportivo, Manolo Salvador durante los últimos meses y que han desembocado en un esperpento de dimensiones incalculables para la gente que cada año renueva su fe y su abono en las gradas de Orriols.
Rubi ha sido el último protagonista en sumarse al despropósito con ejemplos tan surrealistas como retirar de forma reiterada a Giuseppe Rossi, que vino para ser el jugador franquicia y para marcar la diferencia en los momentos de mayor dificultad. Frente al Sporting cedió su puesto Cuero y a Xumetra con 0-0 en el marcador. Sorprendente.
Anoche, en otra finalisima se fumó del once inicial a José Luis Morales y a Deyverson para la bola extra en Heliópolis tras el empate del Grananda frente al Málaga. Desconcertante.
Y lo de dar entrada al descatalogado José Mari, antes que a sus dos máximos goleadores, ya fue para nota final de carrera con la desgracia de que un balón punteado por el de Rota originó el centro que cabeceó Rubén Castro a la red. Pura poesía.
El discurso aritmético del 'si se puede' ya no es digerible con estos ataques de entrenador inesperados y cuando uno decide pegarse tiros los pies de forma sistemática ante la incomprensión generalizada de tus feligreses. Rubi no lo entendemos.
José Manuel Alemán
Redactor de Deportes en Radio Valencia
