Aquellos locos conciertos
Los medios técnicos y la participación, dos de las grandes diferencias de las actuaciones que llegaban a la ciudad durante los 80
Valladolid
Vamos a pedirle, querido lector y seguidor de esta sección, que vuelva a mirar, si no lo ha hecho ya, la imagen de Cacho que acompaña este texto. Es de 1981, de las fiestas patronales de la ciudad. San Mateo, por aquel entonces.
Y puestos a pedir, haga una comparación con el recuerdo más vívido que tenga del último concierto al que ha acudido en la Plaza Mayor de la ciudad. Si fuera el pasatiempo de las diferencias, ya le advertimos de que no iba a dar abasto a hacer marcas. Lo único igual es que el que canta está subido en un escenario, que el público está abajo y que la plaza sigue siendo rectangular. Y se acabó.
Observen el escenario en sí. Unos cuantos andamios, de los de obra, amarillo reglamentario de toda la vida, con pinta bastante poco segura, por cierto, cuya estructura sostiene una tarima sobre la que un cantante y la banda que lo acompaña -´desconocemos el nombre pero le animamos a que sí estuvo allí nos lo cuente- desarrollan la actuación.
Ojo también al equipo de luz y sonido que acompaña a los artistas. O la escenografía. Una estrella de luz que vale lo mismo para la fiestas que para las navidades y un toldillo raquítico que no soporta un chaparrón en condiciones. Faltaba mucho para las pantallas gigantes y los rayos láser sólo existían en las películas. Cuesta trabajo creer que con el despliegue de vatios, los que estuvieran al fondo, cobijados en los soportales, imaginamos que junto al Lion D´or, pudieran escuchar algo entre el gentío.
Porque ésa es otra. Cualquiera encuentra a Wally entre esa masa de gente que se apiña delante, a los lados y detrás del escenario. Entonces, casi cualquier cartel contaba con el respaldo mayoritario de un público ávido de calle y diversión. Ahora los programadores culturales han de hacer auténticos esfuerzos para elegir un nombre que permita repetir un seguimiento así.
Ahora tenemos más medios, juegos de luces deslumbrantes y altavoces que permiten escuchar los conciertos desde Parquesol. Pero algo se ha perdido por el camino. Quizá puedan encontrarlo mirando la foto de Cacho.
Mario Alejandre
Cuenta lo que pasa en Valladolid y en Castilla y León desde que se incorporó a la SER, en el verano...