¡Apaga y vámonos! con Romualdo López | 05-04-2016
Romualdo López, una semana más, no se muerde la lengua y prende la mecha sardinera con su 'micromentario' en Hoy por hoy Murcia
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Getty Images
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Murcia
Fábula de Romualdito y la sardina.
Apaga y vamonos con Romualdo López/Fábula de Romualdito y la sardina
06:40
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Llevo pensando ya unos cuantos días en lo que iba a escribir para este artículo, diciéndome a mí mismo: “Romualdo, muérdete la lengua, que la gente se pone muy brava con el tema de las fiestas populares”. Pero sin darme cuenta me llegaba otro estímulo que reforzaba esa creciente necesidad de escribir lo que pienso. Y así hasta que abrí el ordenador y escribí sin miedo alguno y con pulso firme: “El Entierro de la Sardina me provoca rechazo”.
Entiendo que ahora, si tuviera delante a sardineros, gestores municipales, comerciantes de sillas, murcianicos de pro, aspirantes a cronistas o simplemente amantes de lo etílico y de pegarse la juerga, me echarían encima mil y una razones por las que incurro en un flagrante error. Habría que escucharlas, claro. Pero no hay vuelta atrás, el rechazo está ahí, esto es un artículo de opinión y mi libertad me ampara. Algo de historia he leído sobre el tema, aunque no soy un académico del asunto. Pero sí conozco muy bien mi particular cronología de los acontecimientos. Cuando solo era un pequeño Romualdito, mi padre me llevó al Entierro de la Sardina por primera y última vez. Agobiado por la ansiedad que el acontecimiento generaba en nuestros semejantes y por los gritos y codazos que provocaba a su alrededor la lluvia de juguetes, decidió rendirse tras varios intentos de pescar algo. De la cartera que le robaron a nuestro vecino mientras gritaba mejor no hablamos, dejémoslo como circunstancial. Mi padre, que es hombre de paz y poco amante de aglomeraciones, escándalos y frustraciones innecesarias, me dijo que no le gustaba lo que había visto, que la forma de conseguir juguetes en mi casa sería otra. Yo, que tengo 36 tacos y todavía creo en los reyes magos gracias a una infancia muy feliz, se lo agradezco.
Como aún era pequeño, no entramos entonces en disquisiciones más profundas sobre el elitismo, el malestar que me provocan unos cuantos privilegiados lanzando cosas al pueblo llano, el machismo latente en la fiesta o la aberración estética de trajes y carrozas. Así que no es cuestión de doctrina. Todo esto que acabo de enumerar lo he pensado yo solo en función de lo que he ido observando con los años. Pero lo vas dejando pasar, por esa paradoja educada de respetar lo que te parece irrespetuoso con algunos principios básicos. Y llegan otra vez estas fechas y si vives en el centro te chocas con pandillas pertrechadas de carritos de bebida entre un insoportable mantra de pitidos agudos. ¿Cómo conseguirán un agudo tan molesto? Te enteras de que aún no se suben las mujeres a las carrozas, a no ser que vayan medio en cueros sobre alguna plataforma patrocinada. Lees lo del 'Burial Of De Sardine' en un cartel de una fiesta declarada de interés turístico internacional, escuchas a Doña Sardina hablando como por casualidad del AVE y entonces tu cabeza hace 'flashback' recordando el culto al "famoseo" televisivo invitado de años anteriores. Qué queréis que os diga, llamadme raro, pero como decía al principio esto me provoca rechazo y un bloqueo ante las agradables historias costumbristas particulares que muchas personas me podrían contar sobre la fiesta. O sobre las acciones solidarias de los sardineros, que dicen ser discretas pero siempre trascienden sin querer. Yo ni pincho ni corto en esto, pero recomiendo como ciudadano de Murcia un cambio en algunos de estos conceptos. Y dejar de apelar a la envidia o al “esto es que es así” para esquivar críticas. Envidia no es.
A todo esto, yo había elegido hablar de un festejo popular porque considero que es algo con poca trascendencia ante el drama constante que se cuela en nuestras casas a través de las noticias. Así que solo me queda desearos un feliz fin de semana en este rincón privilegiado de occidente, disfrutéis o no del 'Burial of De Sardine'. La música de hoy corresponderá a los Barracudas, grupo inglés que tomó su nombre de un pez que come sardinas. En el año 80 se marcaron este divertidísimo ‘Summer Fun’ muy acorde con las temperaturas que estamos viviendo estos días. Por cierto, el Bando de la Huerta sí me gusta, aunque huerta nos quede poca.
Romualdo López