Irresponsabilidad

Mérida

La irresponsabilidad de nuestro dirigentes políticos, incapaces de llegar a un acuerdo de gobierno después de más de tres meses desde las elecciones generales, empieza a rayar en la temeridad. La ciudadanía está cada vez más harta y las esperanzas de una regeneración de la vida pública que apuntaban las nuevas formaciones, empieza a desvanecerse.

El caudillismo galopante del líder de Podemos, que en un corto período de tiempo ha dejado ya detrás numerosos cadáveres políticos entre sus correligionarios, sin contar en absoluto con la opinión de los órganos de dirección ni de las bases, indica que la partitocracia autoritaria impera también en los llamados partidos del cambio y, por lo visto, con mayor virulencia que en los tradicionales.

Por lo que respecta al partido del gobierno en funciones, su mayoría en el Senado ha tumbado la iniciativa del PSOE de terminar con los aforamientos. Todos los senadores del PP han votado en contra de acabar con estos privilegios, entre ellos, la ínclita Rita Barberá, que ni siquiera ha tenido la dignidad de abstenerse en un asunto que le afecta a ella en primer lugar.

Entretanto, el año pasado se batió el récord en número de suicidios en España, exactamente 3.910, cifra que duplica a la de los fallecidos en accidentes de tráfico. No quisiera achacar el mayor número de suicidas a causas relacionadas con un poder mal ejercido, pero no hay duda de que las consecuencias de ciertas políticas afectan a las esperanzas y a la salud mental de los ciudadanos y en eso tienen responsabilidad los dirigentes. Y el actual espectáculo no hace más que agravar el problema.