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Àngels i Federic: jóvenes y comprometidos con Valencia

Federic Faeses i Carrión y Àngels Brull i Gregori murieron el 25 de febrero de 1989 a los 22 años de edad, pero a pesar de su juventud, su trabajo y amor por Valencia y el Cabañal dejó una profunda huella que aún perdura

Callejeando, con Luis Fernández

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08:23

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Valencia

ÀNGELS I FEDERIC

Como he dicho más de una vez, el callejero urbano nos habla de nuestra historia, en general, de los hechos y personajes que han protagonizado nuestros pasajes más memorables. Y en este sentido, el nomenclátor valentino no deja de sorprenderme. En cada rincón, en la calle o barrio más insospechado, aparece un retazo de nuestra historia pasada o presente, que gracias a un simple rótulo, permanecerá perenne para siempre en nuestra memoria.

Pero las figuras a las que honramos y perpetuamos en nuestras calles no tienen por qué ser siempre las de ilustres escritores, magnánimos reyes o médicos célebres. A veces la toponimia nos regala pequeñas historias de personajes anónimos, que no lo fueron tanto y que detrás del rótulo esconden hechos singulares dignos de ser recordados. Personas como Federic Feases y Àngels Brull, orgullo de un barrio que pidió a gritos que fuesen inmortalizados en el callejero.

UNA CALLE PARA ÀNGELS Y FEDERIC

Àngels i Federic

Àngels i Federic / Associacio Cultural del Regne de Valencia

Àngels i Federic

Àngels i Federic / Associacio Cultural del Regne de Valencia

El 2 de junio de 1989 la concejal del Grupo Valencianista-Unión Valenciana del Ayuntamiento de Valencia, Pepita Ahumada, presentaba una moción para rotular una calle del barrio del Cabañal-Cañamelar con el nombre de “Carrer d’Angels i Federic”. En dicha moción, Pepita Ahumada alegaba que “el reciente fallecimiento (de Angels y Federic) nos ha dado a conocer a dos jóvenes valencianos preocupados por la problemática de su ciudad y muy especialmente del barrio del que eran vecinos y donde eran personas tremendamente conocidas y apreciadas por su esfuerzo comprometido y decidido en la protección de los valores que habían configurado a esa misma barriada”.

El Ayuntamiento finalmente accedió a la rotulación 4 años después de la moción de Pepita Ahumada y nombró como “Passatge d’Àngels i Federic” una pequeña calle peatonal de nueva planta fuera del barrio del Cabañal pero en el límite entre este y el barrio de Ayora, paralela a la calle de Jeroni de Montsoriu y perpendicular a José Aguilar.

JÓVENES, LUCHADORES Y COMPROMETIDOS

Federic Faeses i Carrión y Àngels Brull i Gregori murieron un fatídico 25 de febrero de 1989 a los 22 años de edad, pero a pesar de su insultante juventud, su trabajo y amor por Valencia y el Cabañal dejó una profunda huella que aún perdura en la mente, no solo de aquellos que compartieron su vida e ideales, sino también de sus vecinos y conciudadanos.

Su valencianismo, integrador y cohesionador, impregnó sus vidas y se erigió como fuente y fin de todos sus actos. Su prematura muerte privó al valencianismo político, según protagonistas actuales, de dos actores que se presumían principales.

La actividad literaria de Federic le granjeo diversos reconocimientos y en la actualidad se conceden premios de narrativa con su nombre. La muerte truncó su carrera universitaria pero la Universitat de Valencia le concedió el titlulo de licenciado en filología a título póstumo. Ambos fueron nombrados hijos predilectos del Cabañal a petición de los vecinos, que acudieron en masa a despedirlos en el cementerio del barrio. Nadie podrá negar pues, que fueron magnánimos en el compromiso, célebres defensores de sus ideales e ilustres vecinos de la ciudad. Y reconforta ver como así ha sido reconocido en este, muchas veces miserable, nomenclátor nuestro.

UN VIENTO DESOLADOR

El sábado 25 de febrero de 1989 se produjo el peor episodio de vientos huracanados que se recuerda en la ciudad de Valencia. Esa tarde hubo rachas de hasta 120 Km/h que siguen marcando un hito en el registro climático local. La caída de árboles, vallas publicitarias y partes de edificios ruinosos fue lo que más daños causó. Incendios, carreteras cortadas, paralización del trenet, vuelos suspendidos, flotas amarradas. Millones de euros en pérdidas y lo que es peor, 5 muertos y 10 heridos, en un balance sin parangón desde entonces.

Aquella tarde, Angi y Fede asistieron a una de las tertulias del Cabañal donde trataban temas diversos, entre ellos las mejoras urbanas del barrio. Al finalizar el debate, ambos acercaron a casa a dos contertulios en el Seat 127 de Fede y continuaron el trayecto hasta las suyas. Fue entonces, cuando al girar por la calle Arquitecto Alfaro, el viento derribó sobre el coche un muro de la abandonada fábrica de Cervezas El Águila.

Hoy, aquella fábrica de Cervezas es el polideportivo del Cabañal-Cañamelar, como tal vez habrían soñado Fede y Angi, pero muchas de las heridas del barrio que les preocupaban siguen abiertas. Por lo menos, un rótulo, en una escondida calle de un barrio que no fue el suyo, nos sigue recordando que queda mucho por hacer y que siguen habiendo pequeñas historias y grandes hechos a los que aferrarse.

Lee el artículo completo en: https://valentinatopofilia.wordpress.com/

 
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