Desde Sofía a Pamplona

Ofrecieron un anticipo de la primavera en Navarra con el regalo de unas tradicionales pulseras búlgaras rojas y blancas, martenitsas, en las calles de Pamplona, el pasado 3 marzo, fecha en la que dan por iniciada la nueva estación en este país balcánico y así quisieron dar a conocer la andadura de una asociación, Rosa de Bulgaria, que pretende agrupar a personas que han emigrado a Navarra desde ese país.

Y es que se trata de la tercera nacionalidad más representada en Navarra -después de marroquíes y rumanos- con cerca de siete mil personas. Tania Naydenova, presidenta de la asociación Rosa de Bulgaria, define a sus compatriotas como personas "trabajadoras, luchadoras y competitivas". Admite que la principal dificultad al llegar, hace 15 años,  fue el aprendizaje del idioma pero les ayudó el carácter amable de la gente que encontraron en Navarra.

Su hija, Anna María Atanasova, llegó siendo una niña de 10 años y hoy es licenciada en Derecho por la Universidad Pública de Navarra y trabaja en su despacho del Paseo de Sarasate de Pamplona, donde también se sitúa por ahora la asociación. "Queremos dar a conocer nuestras costumbres y a la vez conocer las costumbres y tradiciones de aquí e integrarnos de forma efectiva".