Una oreja para la firmeza de Talavante
Arrebatada faena de Morante al cuarto, en el que escuchó los tres avisos. El banderillero Antonio Jiménez 'Lili' sufrió una cornada grave en el muslo izquierdo
Alejandro Talavante da la vuelta al ruedo tras cortar la única oreja de la tarde en la Maestranza / Paco García
Sevilla
Se notó que Talavante se lo jugaba todo a la carta del Domingo de Resurrección en Sevilla y tal fue su firmeza durante toda la tarde que, a la postre, para él fue la única oreja que se cortó en el festejo que abrió la temporada en la Real Maestranza.
Se lidiaron toros de Domingo Hernández, el tercero un sobrero con el hierro de Garcigrande -de la misma casa ganadera-, correctos de presentación y de escaso juego en líneas generales. El tercero bis y el cuarto se dejaron algo más.
Morante de la Puebla, de gris perla y azabache, silencio y división de opiniones al saludar -con más palmas que protestas- tras tres avisos.
José María Manzanares, de grana y oro, silencio en ambos.
Alejandro Talavante, de azul rey y oro, una oreja y ovación tras un aviso.
En las cuadrillas, Rafael Rosa y Luis Blázquez saludaron tras banderillear al segundo. Antonio Jiménez 'Lili' fue cogido por el cuarto de la tarde a la salida del tercer par de banderillas, sufriendo una "cornada en cara interna del muslo izquierdo que provoca desgarro de unos 15 centímetros de músculo vasto interno diseccionando y lesionando vena safena interna. Se practica ligadura de safena, reparación muscular. Pronóstico grave".
La plaza se llenó con cartel de "no hay billetes" en tarde con rachas de viento y fresca al final.
El reencuentro de Morante con Sevilla tras dos años de ausencia nos deparó momentos emocionantes desde el primer minuto con esa ovación -levemente salpicada con alguna protesta- que el de La Puebla del Río compartió con sus compañeros de cartel al romperse el paseíllo. Ya con el capote, Morante puso a todos de acuerdo con un buen ramillete de verónicas ante un animal que embistió un tanto descoordinado por la falta de fuerzas y que después tuvo poca transmisión en las tres series, una de ellas al natural, que intentó el diestro cigarrero antes de despachar a este toro de una estocada atravesada.
Lo mejor de Morante llegaría en el cuarto, donde, más allá de la calidad del toro, que se dejó algo más que sus hermanos, sobre todo por el pitón derecho, el público vibró con una faena arrebatada, barroca y entregada. Buscando redondear su actuación Morante alargó excesivamente el trasteo y el toro se puso complicado para la suerte suprema, tanto que tras una estocada atravesada y más de una docena de descabellos sonaron los tres avisos, un accidente que no privó ni a Morante ni al público del buen sabor de boca que dejó su intensa labor.
Sin pena ni gloria pasó Manzanares por la Maestranza fundamentalmente por la escasa colaboración de su lote. Lo más destacado en su primero llegó con un quite por gaoneras de Talavante al que respondió el alicantino por chicuelinas. Después, con la muleta, hubo un par de series estimables pero con el toro a menos y muy aquerenciado. Al quinto le planteó el trasteo en los medios pese a las molestas rachas de viento y todo discurrió con cierta frialdad hasta que el animal se rajó en la cuarta serie. Como de costumbre, dos grandes estocadas rubricaron su actuación.
Talavante fue el gran triunfador de la tarde. En su haber, los lances a pies juntos y los remates en el recibo de capa al tercero titular, que se lastimó al topar con el caballo y fue devuelto a corrales. Ya con el sobrero, no hubo probaturas en la faena de muleta y en los medios empezó toreando al natural con enorme firmeza y convencimiento, virtudes que convencieron también al toro. Una gran estocada puso en sus manos la única oreja de la tarde. Pudo haber más premio en el sexto, un toro áspero en el que Talavante anduvo muy por encima de las condiciones del animal. El pinchazo previo a la estocada desprendida final lo dejó todo en una fuerte ovación tras escuchar un aviso.
