Los de la careta de cerdo son la excepción

Bilbao

Del último sociómetro de Lakua me agrada una de sus conclusiones. El estudio compara cómo éramos los vascos en 1995 y cómo en 2016. En esos veinte años, hemos perdido muchos puntos en arrogancia y ganado en humildad. El porcentaje de quienes confían en tener éxito en todo lo que hacen, no dudan sobre cómo comportarse, disfrutan convenciendo a otros de su opinión o creen ser envidiados, se ha reducido en un tercio, mientras mejoramos en percepción de los demás y confianza en ellos.

En ese mismo sociómetro, la inmigración y los problemas relacionados, como el racismo, figuran como la décima de nuestra preocupaciones. El grupo mayoritario es el que cree que aquí viven muchos extranjeros pero no demasiados.

Estoy convencida de que quienes saludan a una mezquita con sangre y caretas de cerdo son una excepción en Euskadi, una sola persona puede estar detrás de esa anónima presión vecinal. Serán muchos más quienes esta tarde salgan a la calle para detener el acuerdo de la Unión con Turquía para cerrar Europa a los refugiados. Ese es más nuestra reflejo.