La cuenta atrás de Abengoa
Con el reloj en su contra, el gigante de las renovables necesita recabar el apoyo del 75 % de los acreedores en una reunión este miércoles
CADENA SER
Sevilla
El gigante de las renovables inicia ahora la cuenta atrás para evitar el que sería el mayor concurso de acreedores de la historia española. El plazo de cuatro meses que le dio el juzgado, cuando se declaró en preconcurso, vence el próximo 28 de marzo, y ahora, con la Semana Santa de por medio, tiene menos de dos semanas para alcanzar un acuerdo.
Si llega a esta fecha sin conseguirlo el concurso no se declara de oficio. Debe solicitarlo la propia empresa o uno de los acreedores, según explica Adolfo Cuéllar, profesor y abogado mercantilista.
Abengoa apura los últimos días del preconcurso, que según los expertos en mercantil es una especie de escudo protector para la compañía porque puede negociar sin que se ejecuten sentencias, que ordenen embargos de bienes, e impide que los acreedores puedan solicitar concurso necesario.
Y, tras meses de negociaciones, esta semana han conseguido cerrar un preacuerdo con los acreedores poco después de la salida del anterior responsable de la empresa, Felipe Benjumea. Queda ahora pediente presentar la propuesta a todos los acreedores, en una reunión el próximo miércoles, que necesita el respaldo del 75 por ciento de ellos para que sea una realidad. Después debe ser ratificada por la empresa.
Si lo consigue evitaría entrar en concurso, una fase en la que Abengoa quedaría en manos de los administradores concursales y que podría suponer despidos o cambios drásticos de las condiciones laborales. Casi un 90 por ciento de las empresas que se ven en esta situación desaparecen. Un dato que se debe en parte a la mentalidad española, diferente en otros países, donde la entrada en concurso es considerada como un "estigma", según explica el profesor de Derecho Mercantil, Leopoldo Porfirio.
La multinacional sevillana aleja ahora esta sombra con una propuesta de acuerdo que le permite una inyección de liquidez de hasta 1.800 millones a cambio de dejar a la empresa, en un 95 por ciento, en manos de los bancos y los bonistas. Una Nueva Abengoa, centrada en la ingeniería y la construcción, con un plan de desinversiones, y con nuevos dueños. Los sindicatos consideran que lo realmente importante no es la titularidad de la empresa sino el impacto que pueda tener en el empleo este acuerdo.
Si Abengoa y sus acreedores consiguen en los próximos días llegar a un acuerdo existe la posibilidad de blindarlo pidiendo su homologación al juez. Si se le concede, una vez que se compruebe que cumple una serie de requisitos, no se podría rescindir, ni siquiera en el caso de que más tarde entre en concurso, y extendería las condiciones del acuerdo a todos los acreedores, incluidos los que se hayan mostrado en contra.
