Ecos de un boom
La literatura latinoamericana protagonizó los premios Cálamo en su XV edición.
![](https://cadenaser.com/resizer/v2/6WF3VAIGABP4JF5YN3KNN7G3BY.jpg?auth=833cd08f5389de11638e25fb4f3c94787e5aa987609bcb52fac66352e0404aba&quality=70&width=650&height=650&smart=true)
El colombiano Héctor Abad Faciolince y la chilena Lina Meruane en su visita a Zaragoza. / Miguel Mena
![El colombiano Héctor Abad Faciolince y la chilena Lina Meruane en su visita a Zaragoza.](https://cadenaser.com/resizer/v2/6WF3VAIGABP4JF5YN3KNN7G3BY.jpg?auth=833cd08f5389de11638e25fb4f3c94787e5aa987609bcb52fac66352e0404aba)
Zaragoza
En los años 60 y 70 se desató el interés español por los escritores latinoamericanos en lo que se conoció como el “boom”; una súbita explosión de talento que popularizó en nuestro país a autores como Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar o Carlos Fuentes. Muchos años después, los premios que organiza la librería Cálamo de Zaragoza han parecido un eco actualizado de aquel boom.
Faciolince, Meruane y Caparrós
El colombiano Héctor Abad Faciolince, la chilena Lina Meruane y el argentino Martín Caparrós se repartieron los galardones de esta decimoquinta edición. Los tres con obras muy distintas. Ya no es el realismo mágico lo que predomina en la literatura que llega de aquellos países. Abad Faciolince retrata los últimos años de su tierra, y también el esfuerzo de los emigrantes que llegaron en siglo XIX para crear ciudades en un medio hostil, a través de la familia que habita en “La oculta”, su última novela. Meruane relata la relación obsesiva y opresiva de dos hermanas en “Fruta podrida”, con un guiño al aragonés Javier Tomeo y algo de kafkiano en una historia sobrevolada por la enfermedad y las moscas. Caparrós aborda una de las grandes vergüenzas de la humanidad en “El hambre”, una radiografía a escala planetaria de una lacra que sigue originando miles de muertos en un planeta que genera excedentes alimentarios.
Abunda la diversidad de contenidos, de géneros y estilos, en unos autores procedentes de distinta latitudes que ven muy difícil que se repita en nuestro país un fenómeno como aquel boom de hace unas décadas, pero que al menos esperan una cierta receptividad. Los tres autores premiados, y muchos más en su continente de origen, siguen con atención lo que pasa en este rincón de Europa. Lo afirma Lina Meruane: “Estamos muy al día de cómo se habla y cómo se piensa en España; sería muy saludable que también fuera al revés”.
Algo de eso han demostrado los premios Cálamo, pero hace falta más, sobre todo mirar a Latinoamérica sin prejuicios, por ejemplo los que observan aquella parte del mundo como un territorio descontrolado y sangriento. Héctor Abad Faciolince recuerda algo interesante al respecto: “Europa ha sido uno de los continentes más violentos y guerreros del mundo entero. No es ni comparable las guerras nuestras con las de ustedes. La cantidad de gente que aquí se mató es impresionante. Y en cierto sentido América Latina, por lo menos en el último siglo, es un ejemplo de convivencia de distintos países. No ha habido prácticamente guerras internacionales serias entre nosotros. Muchas guerras civiles, sí”. Lo dice alguien que observa con grandes expectativas el reciente acuerdo en su país entre el gobierno y la guerrilla de las FARC. Si Europa ha logrado vivir en paz con un pasado reciente tan terrible, por qué no conceder esa misma esperanza al continente americano. Por lo pronto, como demuestran sus escritores, en Latinoamérica hay imaginación y talento de sobra para exportar.