UEFA: Respect yourself first

Valencia

Ni control, ni ética ni disciplina. Aunque esperada, la resolución de UEFA al respecto del recurso del Valencia tras el penalti de Alberto Gil en el partido contra el Chelsea no deja de ser indignante. A pesar del completísimo requerimiento realizado por los servicios jurídicos de la entidad de Mestalla, el club se ha encontrado con la tradicional cerrazón de los jerifaltes futboleros, encerrados en su burbuja millonaria, muy alejados del verdadero espíritu del deporte.  

El Valencia, conocedor del paño, ha emitido un melifluo comunicado en el que "lamenta" la decisión tomada por el comité. Es evidente que el responsable de su redacción ha tenido que contar hasta diez antes de elegir las palabras adecuadas. Porque la verdadera sensación en las entrañas de la Avenida de Suecia es de profundo malestar. El cariño y la comprensión del delegado UEFA tras las quejas de Lay Hoon a la conclusión del encuentro en Londres se han quedado en eso: palabras. Ni una mala palabra, ni un buen gesto. Éste y no el manido 'respect' podría ser el lema que presidiera a partir de ahora cada uno de los partidos de Champions y/o Europa League.

Porque, casi más importante que el recurso prospere o no tras el gol de penalti que vio todo el planeta Tierra excepto el suizo Jacottet y su juez de fondo, ¿alguien se ha puesto en la piel de los 25 juveniles del Valencia? "Queremos animar a nuestros jóvenes jugadores para seguir motivados y seguir creyendo en el juego limpio", pide el club a sus futbolistas para cerrar la nota pública emitida este mediodía. No les será fácil eso de creer en el fair play. Desde hoy tienen el derecho a desconfiar de organismos como la UEFA. El daño es irreparable.