El coladero granota

Valencia

Coladero, desastre, verbena, horror, sangría… todos estos adjetivos valen para definir lo que es el Levante en la faceta defensiva. El rival necesita dos o tres toques como mucho para sortear con alarmante facilidad las dos líneas de cuatro que Rubi pone delante de su portero: la blanda de los centrocampistas y la muchas veces inexistente de los defensas. Da igual quien juegue: Pedro López, Iván López, Jefferson Lerma, Zou Feddal, Carl Medjani, Ángel Trujillo, Juanfran García, Lucas Orban, Toño García… todos quedan normalmente retratados.

Pero sobre todo uno al que Rubi, el entrenador de las sensaciones, sigue poniendo una y otra vez como titular: David Navarro. Su partido en El Madrigal es deplorable. Su forma de defender a Leo Baptistao es sencillamente indigna de un jugador de Primera División. Es para ponerla en vídeo para enseñar a los chavales lo que no hay que hacer (cierto que después Mariño tiene un agujero entre las piernas permitiendo un gol en un disparo prácticamente sin ángulo). Y luego, ya con 3-0 en la segunda parte, teniendo una tarjeta amarilla, comete otro error insultante auto expulsándose y dejando a su equipo con uno menos con más de media hora por delante. Ejemplo de capitanía. Menos mal que el Villarreal decidió no hacer más sangre y ya no se jugó más al fútbol.

Lección táctica del Marcelino García Toral a Rubi. Por eso uno es uno de los mejores entrenadores de España y el otro es todavía un técnico imberbe con mucho que aprender. El del Villarreal le concedió la posesión al Levante. Pensó el asturiano: a mí me da igual que tengan ellos más la pelota. Que la toquen en el centro del campo todo lo que quieran. En cuanto se la robemos vamos a ser verticales y, como ellos tienen una defensa de verbena, les vamos a matar en cada acción ofensiva. Pensat i fet. Lo dicho, o mejora muy mucho el equipo en defensa o el camino está peligrosamente ya marcado.