La Junta alerta del "problema de salud" que conlleva la plaga de la procesionaria
Los filamentos de la oruga ya están en el aire, provocando episodios de alergia que afectan principalmente a los niños
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Huelva
La plaga de procesionaria en Huelva se puede convertir en un auténtico problema de salud pública. Con casi 100.000 hectáres de pinares, la oruga está haciendo mella en prácticamente toda la provincia: en el Condado, la Sierra o la Costa. La delegada territorial de Medio Ambiente, Rocío Jiménez, alerta de que este año no se ha fumigado por el aire la provincia y que eso tendrá "consecuencias".
¿La razón? Según Medio Ambiente, el Ministerio no ha dado la autorización pertinente. Hasta en 5 ocasiones la Junta ha pedido a la administración central que se lo permita, siempre con resultado negativo, explica Jiménez. De modo, que la oruga procesionaria campa a sus anchas y ahora, que está en el quinto estadillo, los filamentos que provocan la urticaria ya están en el ambiente.
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Rocío Jiménez, delegada de Medio Ambiente: 'Ya no podemos hacer nada contra la procesionaria'
Se ha fumigado a pie pero las altas temperaturas de este invierno no ayudan. En el centro de salud de Moguer ha aumentado el número de casos. Las larvas sueltan uno pelillos que se quedan en el ambiente, provocando eritemas, enrojecimiento y otras reacciones alérgicas, que afectan principalmente a los niños, sobre todos a lo que tienen pinos en los colegios. El director del centro de Salud de Moguer, Felipe Cordero, da algunos consejos, como no acercarse a los pinos infectados; no acariciar a los animales que han pasado cerca; y no barrer cerca.
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Felipe Cordero, director del centro de salud de Moguer, da consejos sobre la procesionaria
UNA SOLUCIÓN: LAS CAJAS DE BIODIVERSIDAD
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Y mientras, desde el Foro en Defensa de la Dehesa (Encinal) apuestan por una solución respetuosa con el medio ambiente. Se trata de las cajas de biodiversidad. Unos receptáculos que albergan murciélagos y aves insectívoras que pueden controlar a la procesionaria. Francisco Volante es técnico de Encinal y creador de las cajas de biodiversidad y explica que se han probado con éxito en una finca de San Juan del Puerto, en el municipio de Valdelamusa y en el Camping Doñana, en Mazagón. En éste último caso, en tres años no solo se ha controlado la procesionaria, también se ha acabado con los mosquitos.
