Fangoria, cómo hemos cambiado

Fuenlabrada

Alaska y Nacho Canut han llegado a un punto delicioso en el que cualquier cosa que publiquen tiene el sello de calidad musical. Acaban de editar ‘Canciones para robots románticos’, el octavo disco de larga duración de su carrera como Fangoria, aunque muchos más álbumes llevan sus firmas. Por eso no nos resistimos a comenzar el repaso a su carrera con un breve recorrido a éxitos de los 80 con Alaska y los Pegamoides y Alaska y Dinarama. Allá van ‘Horror en el hipermercado’, ‘Bailando’ y ‘A quién le importa’.

No es difícil comprobar que Alaska y compañía han ido mutando desde el punk más directo hasta las pistas de baile más desinhibidas. Al final la electrónica se impuso en su forma de componer y por eso en 1991 deciden fundar Fangoria, que se estrenaba con ‘En mi prisión’, del disco ‘Salto mortal’, que no acaba de cuajar. Musicalmente se alejan de la década de los 80 pero muchos todavía no sabían hacia dónde debía ir aquella nueva expresión.

Todo se reduce a la mínima expresión y Fangoria directamente se queda sin respaldo de público, de radios y de discográficas. Pero aunque nadie lo sabía, seguían siendo pioneros y continuaron editando cosas muy interesantes. Muy caseras, pero incomparables. Se editan pequeños bajo la trilogía ‘Un día cualquiera en Vulcano’, absolutamente desconocidos pero de los que podemos destacar temas como ‘En la Disneylandia del amor’.

Pero cómo es esto del éxito. Casi diez años después, en 1999, Fangoria logra sacar su segundo LP, y éste sí consigue repercusión y buena acogida. ‘Una temporada en el infierno’ demuestra que Alaska y Canut seguían teniendo inspiración, solo que ahora además contaban con más medios. ‘Electricistas’ es el corte elegido como promoción.

El tema se ubicó pronto entre los grandes éxitos no sólo del dúo actual, sino de toda su carrera. Y sin embargo no era nada comparado con lo que quedaba. Y es que la inercia de este buen disco hizo que en 2001 publicaran ‘Naturaleza muerta’, que triplicó las ventas de sus predecesores con un pequeño acelerón en el ritmo electrónico de temas como ‘No sé qué me das’.

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Este disco estaba producido por el casi mágico Carlos Jean, con un cerebro privilegiado para esto de la música electrónica. Su firma también está tras ‘Arquitectura efímera’, de 2004, que confirma el buen momento de un grupo que ha resurgido de sus propias cenizas y que tras una travesía por el desierto ha vuelto a copar las listas de éxitos. ‘Retorciendo palabras’ era el single.

Se establece ya ese periodo, que todavía no acabado, en el que Fangoria tiene la extraña costumbre de crear buenas letras, engarzar melodías exitosas y parir grandes canciones. La fórmula para ello se repite en todos los discos, pero a la vez todos son diferentes. En ‘Criticar por criticar’, del álbum ‘El extraño viaje’ de 2006, había una base mucho más dura de lo que habías escuchado ahora.

Pero por si alguien creía que se estaban estancando, en 2009 regresaron con ‘Absolutamente’, un disco ecléctico con techno, disco o las baladas, y donde destaca la canción que da título al álbum y que fue editada como dúo con la grandísima Sara Montiel, en un duelo de divas, voces y miradas que no sabríamos decir quién ganó.

Poco después Fangoria tuvo la feliz idea de recuperar los temas de sus etapas anteriores, sobre todo Dinarama. Pero cerremos este repaso con el que hasta ahora era el último disco de Alaska y Canut, ‘Cuatricomía’, de 2013, una recopilación de cuatro mini-discos o EP’s, cada uno con una estilo predominante, pero del que se sacó el single ‘Dramas y comedias’, con la marca Fangoria por todo lo alto.