Perdonó y lo pagó

Gijón

¿Ganó el Sporting un punto o perdió dos ante el Rayo Vallecano? La pregunta tiene difícil respuesta. De hecho la sensación fue cambiando a medida que se producían los acontecimientos en El Molinón. A todo sportinguista le duele que su equipo no haya ganado un partido muy relevante que se le puso de cara dos veces y en el que tuvo numerosas llegadas al área que no aprovechó. Pero visto el final del partido, con dos palos del Rayo y una parada salvadora de Cuéllar, el punto acabó siendo bueno. En lo que todos coincidían al acabar el partido es que el empate, al final, había sido lo más justo.

Cuesta asimilar que no se ganara un partido que se puso de cara los cuatro minutos, cuando el rayista Quini cometió la primera gran pifia de la tarde-noche. El lateral derecho del equipo madrileño protegió la pelota para que Jony no la alcanzara y cometió una irresponsabilidad: se confió, no miró y la cedió hacia dentro del área, donde daba por hecho que esperaría un compañero. Pero, inmediatamente, Quini se echó las manos a la cabeza, porque donde él esperaba que estuviera un rayista aguardaba Guerrero, que aprovechó el regalo para marcar el primer gol del partido.

El Sporting no supo cerrar el partido. Perdonó y lo pagó. Las bandas eran sendos pasillos para Jony, Isma López, Carmona y Vranjes. Uno perdía la cuenta del número de veces que el Sporting colgó balones desde las alas, incluso alguna vez primero desde un costado y luego desde el otro. El balón se iba paseando por delante de la portería de Juan Carlos sin encontrar rematador.

Un desajuste fatal

Un balón largo pilló descolocada a la defensa del Sporting. Jozabed robó el balón en el mediocampo, envió largo para Pablo Hernández, que pudo centrar para que Miku, completamente solo, lograra el empate en el minuto 41 de la primera parte.

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Pasaba un mal momento el Sporting y parecía que lo mejor era que llegara el descanso. Pero entonces aparecieron dos jugadores de nivel para levantar de nuevo el estadio. Es difícil decidir si fue más espectacular la jugada de Jony en el 2-1 o la definición de Halilovic. El croata, que había tenido que entrar a los 8 minutos al recaer Ndi de sus molestias, supo tocar sutilmente el balón (pese a caerse al suelo) para batir de nuevo al Rayo. Se echaban de menos los 'culines' de Halilovic para celebrar sus tantos.

El empate a dos llegó tras un grave error de Cuéllar, que midió muy mal un balón colgado por Tito desde la derecha. El portero creyó que el balón se iba directamente fuera, por lo que ni siquiera hizo amago de estirar los brazos. No era así; la pelota llegó a las botas de Jozabed, que cruzó el balón al fondo de la red para desesperación de los sportinguistas.

Sufrimiento sportinguista al final

El partido se volvió una locura, en la que el Rayo tenía la pelota pero las ocasiones eran del Sporting, que perdonaba una tras otra. Isma López estuvo a punto de finalizar con tanto una buena jugada con Halilovic.

Pero todo cambió al final. Embarba primero y Jozabed después estrellaron dos balones en la madera de la portería de Cuéllar. El portero emeritense también tuvo que sacar un balón que se colaba junto al palo. Al final, el partido deparó un reparto de puntos que, siendo justo, dejó más satisfechos a rayistas que a sportinguistas.

Para el Sporting, lo mejor es haber sumado por cuarto partido consecutivo, al margen de que Halilovic se reencontrara con el gol y que Jony demostrara que las informaciones sobre su futuro no afectan a su rendimiento. El cangués hizo un partido extraordinario y la grada se lo reconoció con una importante ovación.

Lo peor, al margen de los dos puntos que volaron, la lesión de Ndi, que hace replantearse si la decisión de alinearle estando mermado fue la más correcta. Con el ventajismo que da analizar a posteriori, está claro que no.

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