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Qué duda cabe, por Víctor Grande

Los disfraces de los Goya

Qué duda cabe (08/02/2016)

Qué duda cabe (08/02/2016)

03:24

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A Coruña

Estamos en pleno Entroido y las calles de la ciudad se llena de color y algarabía. Después de hacer un análisis pormenorizado de la situación me he dado cuenta de que en estas fiestas paganas hay tres tipos de personas:

1. Los que se disfrazan para pasarlo bien,

2. los que se disfrazan para lucir palmito

3. y los que no se disfrazan para criticar a los que se disfrazan.

Los que se disfrazan para pasarlo bien cogen cualquier trapo y con su imaginación van sobrados (el licor café también ayuda).

Los que se disfrazan para lucir palmito llevan unos trajes más caros que el salario mínimo interprofesional y ¡ay de ellos como se ensucien! Lo importante es la imagen.

Y luego están los que no se disfrazan, que se dedican a criticar a los que se disfrazan porque no entienden este tipo de demostraciones de humanidad.

Pues algo parecido ocurre con los premios Goya. Por un lado están los que se disfrazan para pasarlo bien, como nuestro Jorge Coira, que estaba más feliz que una perdiz con su Goya al mejor montaje por el desconocido.

Luego están los que se disfrazan de gala para lucir palmito en la alfombra roja, como Isabel Preysler, que supongo que estaba invitada por los anuncios de Porcelanosa. Toda digna ella, sin mover un músculo de la cara, por si acaso.

Y luego están los que no se disfrazan, o sea, los que no van a la gala. Y más concretamente, los que la ven desde sus casas con Twitter encendido. Menuda cantidad de cuñaos frustrados que se juntaron el sábado por la noche en esta red social. Es verdad que estas galas siempre son tediosas y largas, pero es que se criticó absolutamente todo, cada detalle de lo que iba ocurriendo. En este tipo de eventos es donde se ve claramente lo que significa Marca España: criticar todo desde el sofá.

En el apartado político pasaron cosas llamativas, como la ovación a Manuela Carmena. Probablemente sea la primera vez que se aplaude a un político en una gala de los Goya y esto hay que tenerlo muy en cuenta.

Y luego estaban los tres caballeros...Pedrito, Pablito y Albertito.

Pablo Iglesias de smoking, que parecía que era de velcro, que yo creo que si tiras de él aparece debajo de siempre, la camisa remangada y sometida por dentro del pantalón. Se nota que no iba muy cómodo el coletas con la pajarita.

Luego Albert Rivera, que imagino que no le gustó nada posar en la alfombra roja, que el rojo no combina nada bien con el naranja. El disfraz de Rivera es el de camaleón, eso está claro, porque lo mismo parece de un color que de otro.

Y luego Pedro Sánchez, con su porte y su sonrisa de actor de película de sobremesa de Antena 3, que hasta el final no sabes si era el bueno o el asesino. ¿Qué pasará? Próximo episodio en el Congreso.

En fin, amigos, aún queda mucho carnaval y mucho me temo que también queda mucho gobierno en funciones. Disfruten de estos días y miren debajo de la careta, que es donde está la verdad. Qué duda cabe.

 
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