Hábitos adaptados
Firma de opinión Pilar Manrique. Hábitos adaptados. Córdoba Hoy por Hoy.
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Córdoba
Mis hábitos de vida han cambiado en los últimos años.
Ahora comparto espacio de trabajo, con personas que no tienen nada que ver con mi actividad, pero de las que me enriquezco y aprendo. Porque me gusta trabajar en compañía.
Mis fuentes de información están en las redes. Soy de las que usa Facebook, Twitter, IG, Foursquare...de las que no le importa geolocalizar su posición y preguntar todo aquello que sea necesario a la mentalidad colectiva. También soy de las que tiene blog, y lo disfruta.
Ahora viajo alojándome en la casa de alguien, en una de sus habitaciones, o intercambiando casa. Mis anfitriones me descubren la vida local del lugar que visito, cuales sus lugares favoritos, sus tiendas preferidas, el supermercado con las mejores ofertas, el restaurante con la comida más rica...Y yo hago lo mismo cuando ellos visitan Córdoba. Porque me gusta intentar sentirme como una local.
Me desplazo compartiendo coche o mesa de AVE con otras personas que van a mi mismo destino. Porque busco temas de conversación y si además ahorro un poco, mejor.
Cuando salgo de ese AVE, solicito y pago a través del móvil el taxi más cercano que pase por allí en ese momento. Porque lo prefiero, a tener que esperar la larga cola que se forma para coger un taxi en la estación.
Quedo en ciudades diferentes con personas que no conozco IRL (dícese “in real life”), cuya relación profesional o personal se ha gestado a través de conferencias de Skype y con las que tengo más afinidad que con muchas de las que tengo cerca.
Hago la compra por Internet (sí, hasta de las cajas de leche) para no tener que perder más tiempo del necesario en ciertos procesos que me quitarían el escaso tiempo libre que dispongo para mi familia.
Porque mis hábitos de vida han cambiado mucho...
Y eso que yo pertenezco a la que llaman Generación X...a esa generación que acaba de cumplir los 40, que ha vivido ya dos crisis económicas, que se ha tenido que enfrentar a las colas del paro, a la que la palabra “reinventarse” le da ya un poco de risa así como también se la da los que hablan de conciliación. De las que ha tomado decisiones temerarias en algún momento dejándose llevar por el corazón (y no tiene por qué ser en asuntos sentimentales), pero sobre todo, de la que ha aprendido que solo una capacidad es imprescindible: la capacidad de adaptación.
Os animo a todos a que sigamos trabajando esta capacidad. Porque ella nos hará felices.