La Romareda, clave para intentar retomar el rumbo del ascenso directo

Zaragoza

El barómetro zaragocista indica sin remedio que el horno no está para bollos. La reacción esperada con la llegada  de Carreras al banquillo ha sido, de momento, un espejimso. Más allá de no haber ganado preocupan más las sensaciones de un equipo que en Oviedo fue inacapaz de generar ni una sola ocasión de gol.

Los síntomas siguen reflejando, ahora con el entrenador catalán y antes con Popovic, que el problema no se encuentra en el banquillo. La plantilla tiene carencias importantes, agudizadas por dos graves lesiones de larga duración, y por lo sobrevalorados que están algundos futbolistas de los llamados importantes. Urgen refuerzos de titulares indiscutibles, es vital la llegada de un delantero de jerarquía. En ello está Juliá y su equipo de colaboradores.

Lleguen o no refuerzos, el club intenta que al menos uno esté antes del partido del sábado, el Real Zaragoza está obligado a sumar de tres en tres. La Romareda debe marcar el camino con dos citas seguidas, este sábado con el choque frente al Llagostera y la próxima semana en domingo contra el Mirandés en el primer partido de la segunda vuelta.

Del vetusto y descuidado estadio municipal ya han volado demasiados puntos, más de los que se puede permitir un equipo que aspire a ascender directamente a primera división, aunque el equipo aragonés tiene tiempo. Los ocho puntos que le separan de la segunda plaza son remontables, pero hay poco margen al error.

Martes, descanso

Lluis Carreras ha dado fista este martes a los jugadores y los ha citado el miércoles a las diez y media en la Ciudad Deportiva para comenzar a  preparar el partido ante el Llagostera, que se jugará el sábado a las 18,00 horas en La Romareda. Una semana más, la plantilla realizará todos los entrenamientos a puerta cerrada.

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