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EXTREMADURA: CLAVES 015016

Un año especial

Julián Blasco, profesor de Historia y escritor, reflexiona sobre un año que prometía ser especial y en el que siguieron pasándolo mal los mismos de siempre

Un año especial

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Mérida

Apuntaba ser un año especial, lleno de enjundia y encrucijadas, un año vital para muchos y sobre todo para nuestra región y sin duda lo ha sido. Tal como se auguraba, vino cargadito de hechos y circunstancias nada gratas para los que menos tienen, para los que estaban y continúan sin trabajo, sin esperanza, sin horizontes claros que les dé un ápice de ilusión.

La juventud ha estado sufriendo en sus carnes, en sus ánimos, las tristes vivencias día a día, mes a mes, del fantasma del paro, del desprecio a sus conocimientos, a sus estudios o a sus facultades para demostrar su valía en el mundo laboral, con contratos de pocas horas, menos sueldos y en condiciones que nos recuerdan otras miserables décadas ya pasadas. Los que no tenían ni para respirar, vieron cómo no avanzaban en su situación paupérrima por la desidia de unos gobernantes que no hicieron nada o casi nada, a pesar del grito continuo y diario de la oposición, sindicatos y de aquellos que dan la cara siempre por los demás a cambio de una sonrisa.

Y en medio de este panorama vinieron semanas de promesas electorales de la mano de caras ya conocidas y otras nuevas, que bajo siglas familiares o desconocidas, expresaron su visión de la región y del país con la promesa de que todo iba a cambiar para bien, y que lo que habían hecho mal era por culpa de una señora que se llama Doña Crisis y de apellidos Madrid y Europa, pero que ellos eran inocentes y que ahora todo seria distinto y mejor.

 Y con esta herencia canalla, el pueblo extremeño dio el sí y la confianza a alguien que volvía del desierto de la oposición con ganas de dialogar y arreglar esta tierra. Y también dio voz a jóvenes que quieren comerse el mundo, y castigó al olvido histórico y a la vergüenza social a quienes no cumplieron sus palabras y a aquellos que les ayudaron desde sus poltronas a que esto fuera posible.

Conclusión anual: A pesar de años especiales y de que el 2016 sea bisiesto, siempre surge y surgirán por fortuna gente que tiren del carro, ajenas e impasibles a los que ponen y pondrán perpetuamente palos en las ruedas.

 
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