"Ahí los tenemos, paseando por las calles, como si nada, y nos aguantamos".

La Muela

Casi nadie habla en La Muela. El silencio solo se ve interrumpido por el sonido de las aspas de los 400 generadores eólicos, símbolo de lo que consiguió multiplicar por 5 la población de la localidad. El comienzo del juicio por el caso Molinos reabre heridas, que aunque nunca se cerraron, por lo menos dolían menos que hace unos años. Muy atrás han quedado los tiempos en que La Muela pretendía albergar un circuito de fórmula 1, o cuando abrió un zoo de aves exóticas, con canguros y con uno de los mariposarios más importantes del país. Hoy los ciudadanos se quejan de que faltan servicios básicos, como el transporte o la recogida de residuos.

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Es como si los vecinos hubiesen despertado de un sueño para vivir una pesadilla. En las calles de La Muela hay silencio, el de la prudencia o el miedo para no decir nada delante de alguien quizá relacionado con el caso Molinos. Han pasado casi 7 años desde las detenciones a la alcaldesa, María Victoria Pinilla, su familia, y algunos miembros del ayuntamiento. En el pueblo quieren que todo se arregle, que se devuelva el dinero; en definitiva, quieren vivir en paz y que se olvide todo lo ocurrido. Las declaraciones de los imputados de La Muela comienzan el 12 de enero. Tendrá que pasar más tiempo para recuperar la convivencia, para perder el miedo de los vecinos a participar en las cuestiones municipales.