194 millones de razones... y dos peros

Valencia

Matices y contradicciones discursivas al margen -que las hay-, cada vez que Lay Hoon toma la palabra se hace más patente la antítesis entre Meriton Holdings y otro tipo de sociedades que se han encargado de liderar operaciones de compra al estilo Piterman o Al Thani en clubes de Primera División. Hasta seis veces ha repetido Hoon esta noche que el suyo es un proyecto a largo plazo, que han venido para quedarse.

Hoy hemos sabido que, además de las oficinas ya abiertas en Barcelona y Singapur, el club dispondrá en breve de otra en Shanghai. El asunto no tiene pinta de espantà a las primeras de cambio, circunstancia que ya ha calado con fuerza entre los aficionados, tranquilos -creo- en lo que respecta al músculo económico de Meriton. Con la ampliación de capital aprobada en junta esta noche, Peter Lim pone en riesgo 194 millones de euros. Eso, de entrada, a partir de hoy, ya debería proporcionar al magnate de Singapur mucho más que los habituales cien días de cortesía en lo que a gestión societaria se refiere.

La firmeza y el esfuerzo por empatizar con el entorno que emplea la presidenta ejecutiva en sus comparecencias públicas son la mejor bandera para el accionista mayoritario. Cuidar detalles como elegir un vestuario en blanquinegro, recordar al socio fallecido en el transcurso del partido contra el Barça, recuperar para la causa a Mario Alberto Kempes y, sobre todo, reconocer errores en este primer año de gestión conquistan fácilmente al personal. En un sondeo a pie de urna entre los asistentes a la asamblea de accionistas, muy posiblemente Lay Hoon sea mucho más valorada por el entorno que el mismísimo Peter Lim.

La junta ordinaria que cierra este 2015 en el que se cumple el primer año de gestión bajo el mandato de Lay Hoon deja, sin embargo, dos grandes incógnitas pendientes de resolución. Ambas muy significativas. La primera de ellas está relacionada con el futuro Mestalla. El club sigue sin comprometerse oficialmente a concluir las obras del estadio en un momento determinado. La presidenta incluso ha llegado a deslizar -por primera vez- que el centenario del Valencia podría celebrarse en el viejo Mestalla, dejando la mudanza a Cortes Valencianas para 2020. Todo ello además de reconocer que el proyecto antiguo de Fenwick es irrealizable, que están “encadenados” por la estructura que se definió en un inicio para el Nuevo Mestalla y que disponen de un nuevo arquitecto trabajando para que inaugurar el estadio dentro de unos años sea una posibilidad real. Nada que reprocharle a Meriton. Quienes (mal)vendieron el club incumpliendo las 20 condiciones previas establecidas por la Fundación son los responsables de esta incertidumbre. Sin olvidar a Juan Soler, que ideó una instalación muy por encima de las necesidades objetivas de la entidad.

El segundo aspecto que sigue sin funcionar de forma adecuada está relacionado con el modelo deportivo. Cada vez son más numerosas las voces -en la junta, sin ir más lejos- que inciden en la necesidad de crear una dirección deportiva al uso. El modelo inglés funciona en la Premier y rara vez se ajusta a los tiempos y la paciencia de grandes clubes españoles o italianos. Han sido varios los accionistas que han insistido al consejo de administración al respecto de los peligros de entregarse de nuevo a Jorge Mendes para gestionar las salidas e incorporaciones del mercado de invierno. Gary Neville bastante tiene con sacar a sus jugadores del oscuro túnel en el que se metieron con Nuno como para preocuparse de planificar una plantilla que probablemente no dirija a partir del 1 de julio. Lay Hoon repite como un mantra que están abiertos a revisar el modelo, pero el movimiento se demuestra andando.

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No tiene ningún sentido haber invertido más de 200 millones en fichajes y no destinar siquiera del 5% de ese importe para firmar un director deportivo que piense en fútbol 25 horas al día y, además, sirva de paraguas a Meriton ante errores evidentes como el sobrecoste en fichajes o los tres años regalados a Nuno. Parece mentira que no entiendan la tremenda erosión que puede suponerles seguir cometiendo pecados futboleros por omisión. Y la presidenta, que puede ser tan longeva en el cargo como Tuzón o Ramos Costa, es de las personas más inteligentes que ha pasado por esa poltrona. Tiene que darse cuenta.