"Deudas para la solidaridad"

Firma Carmen González 'Deudas para la solidaridad'
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El martes pasado, día 1 de diciembre, se conmemoró el Día Mundial contra el SIDA. Un año más la información sobre el problema del VIH ha vuelto a tener eco en las calles para acercar a los ciudadanos la realidad que representa el que, según datos de 2014, cada día se detectan en España casi diez nuevos casos de VIH. Los lazos rojos volvieron de nuevo a hacerse visibles. Pero lo más preocupante de todo es que para el 70% de los jóvenes, especialmente entre los 18 y los 24, no está entre sus preocupaciones el contraer el SIDA.
La bajada del índice de mortalidad a lo largo de los últimos años y los avances médicos en esta materia han propiciado que se relajen las conductas en las relaciones sexuales, especialmente entre los más jóvenes, siendo estos reacios a someterse a las pruebas del VIH. Son, por tanto, muchas las personas que desconocen estar infectados.
Por ello es muy importante la labor preventiva y de concienciación. Una labor que llevan a cabo numerosos colectivos y entidades durante, no uno, sino todos los días del año. Las asociaciones o colectivos antisida se enfrentan diariamente a una dura realidad y es que cada vez son más jóvenes las personas que se acercan a sus sedes para pedir información o ayuda y, sin embargo, sus esfuerzos no siempre se ven recompensados con el apoyo de las administraciones.
No es la primera vez que hablo a través de estos micrófonos de la nefasta situación que padecen las ONG del Campo de Gibraltar. Muchos de estos colectivos se ven abocados a restringir unas actividades que, sin lugar a dudas, deberían afrontar las propias administraciones. Sin embargo son estas asociaciones las que ejecutan las acciones básicas de apoyo que, de otra forma, no se llevarían a cabo. Las administraciones se ahorran personal y material y, por tanto dinero y es por ello que deberían tratar mucho mejor a estos colectivos y no rehuir sus obligaciones hacia ellos.
En estos últimos meses hemos visto cómo asociaciones como Barrio Vivo, Victoria Kent o Comité Antisida, entre otras, han hecho público ya el riesgo que corren de cerrar sus puertas ante la falta de medios materiales no solo para poder seguir desarrollando sus actividades, sino siquiera para afrontar el pago de las nóminas de sus plantillas. La prevención frente al SIDA, el maltrato hacia la mujer o la drogadicción necesitan de la inversión económica necesaria y del trabajo constante de los especialistas. Pero estos son tan solo tres ejemplos. Hay muchos más colectivos, sin duda, que necesitan no ser olvidados.
Ya que hace tan solo dos días que se conmemoró el Día Mundial contra el SIDA, me gustaría compartir con ustedes la preocupación que me trasladó hace algunos días la trabajadora social del Comité Ciudadano Antisida del Campo de Gibraltar.
Me comentó que no sólo no se podía ya hacer frente al pago de los salarios de las dos únicas personas contratadas, ni tan siquiera de pagar la Seguridad Social correspondiente. Los profesionales que, día a día, atienden a las personas que necesitan de su apoyo, son quienes tienen que sufragar, como pueden, los gastos del material requerido. Ayuntamiento y Junta de Andalucía no pagan lo que deben al Comité, que puede verse abocado al cierre.
Si esto ocurriera, se podría hablar de fracaso como resultado de las políticas sociales que se ejecutan. Allí se hace las pruebas del VIH, pero también se ofrece café y calor diariamente a entre 25 y 30 personas en situación de exclusión social. Si el comité cierra, ¿quien asumirá esa responsabilidad?