El Guggenheim luce su colección
El museo reserva la tercera planta para exponer los fondos propios que han alcanzado la "madurez"
La mayoría de edad ha traído al museo Guggenheim una nueva etapa a la hora de concebir las exposiciones. Se mantedrá la calidad y el dinamismo pero la presentación será "más estructurada y acompasada". El director, Juan Ignacio Vidarte, asegura que los fondos -tras dos décadas de adquisiciones- han alcanzado la "madurez" y coincide con la petición compartida por muchos visitantes de que deseaban ver las "joyas" de forma permanente.
A partir de ahora, la tercera planta se reserva en exclusiva para los fondos propios. Algunas obras, de un periodo que abarca desde los años 50 hasta los 80 con autores europeos y estado unidenses, estarán colgadas de las paredes de forma permanente, excepto cuando sean reclamadas para otras exposiciones "porque son obras imprescindibles para entender la trayectoria de sus autores", ha explicado la comisaria Lucia Agirre; mientras otras tres salas se van a ir rotando.
Abre el recorrido -que se ha planteado de manera cronológica- el gigantesco lienzo de Mark Rotko "Sin título" (1952). En una sala dedicada al expresionismo abstracto hay un Tápies en polvo de mármol y la "Gran Antropometría Azul" de Ives Klein, de las que solo existen otras dos en el mundo. Entre los seleccionados están referentes de la historia reciente del arte como Kiefer, Richter, Cy Twombly con "Nueve discursos sobre Cómodo", Rauschenberg o Andy Warhol con "Cientocincuenta Marylins multicolores".
Este recorrido son los "posos" para completar la visión con el resto de la pinacoteca que mantiene la segunda planta para las exposiciones temporales y la primera para el arte más contemporáneo.