"No le cabían los palos de golf"

Valencia

Los ex trabajadores de AIDO se muestran sorprendidos por las declaraciones que el presidente, Rafael Arturo Ros, hizo a La SER donde aseguraba creer que  el despido de la esposa de Roberto Parra, responsable de centros del IVACE (Instituto Valenciano de Competitividad Empresarial), fue el detonante que precipitó el hundimiento. Rafael Arturo Ros afirmaba también no creer que nadie hubiera metido la mano en la caja. 

Los ex trabajadores admiten que la esposa de Parra, cuando fue despedida, manifestó públicamente que su marcha no quedaría impune, pero van más allá. Afirman que el cierre llegó tras una cadena de despropósitos que los directivos vivieron con sueldos de impresión (113.000 euros el director y el subdirector) sin contar dietas y coche de empresa a razón de 1000 euros mensuales por vehículo.

Las fuentes consultadas por la SER explican que Emilio Pérez, que fue detenido por la Policía en junio pasado durante un registro de AIDO dentro de la investigación secreta por presunto fraude de subvenciones, tuvo un coche en el que no cabían los palos de golf con los que un par de veces por semana jugaba, como el resto de directivos. Cambió de coche y optó por uno de gama superior y gran maletero.

Ello mientras AIDO se desangraba y esos mismos directivos deshojaban la margarita de las alternativas. El IVACE apostaba por la fusión de centros. Otra posibilidad era colaborar con un instituto tecnológico catalán, LEITAT. En medio de ese proceso, el IVACE anunció la minoración de un millón de euros por las supuestas irregularidades en varios proyectos que ahora investiga la justicia.