Tengamos un 106 cumpleaños muy feliz

Valencia

Las notas se recogen a final de curso y el tiempo es el único juez implacable que dará o quitará la razón al director deportivo, Manolo Salvador sobre las inversiones que se han realizado este verano para tratar de mantener al Levante otro añito en Primera.

Nadie puede predecir, por lo visto hasta la fecha, si Ghilas marcará los goles de Barral o la liará parda el día que pierda la titularidad. Deyverson es un desconocido por el que se han pagado casi dos millones de euros y del que solo podemos intuir que tiene mucha hambre de éxito.

No voy a malgastar estas líneas en analizar si con la llegada de Robert Sarver el equipo sería mejor o peor. El banquero de Arizona no forma parte del accionariado granota porque así lo decidió, en una votación a mano alzada, una Fundación formada por levantinistas. Ganó el no y punto.

Si alguien no está conforme con la configuración del Patronato, ha tenido seis años para solicitar una modificación de los estatutos y no cruzarse de brazos. Creo que por higiene democrática y por la salud del futuro Levante debería realizarse antes de la próxima Junta General. Luego no se quejen.

Lo que me ocupa es el presente y el rendimiento que Lucas Alcaraz le pueda sacar a su plantilla, que es de lo que trata este negocio. Si el técnico granadino gana partidos y se instala en la zona de confort de la clasificación se le alabará por jugar con tres centrales, pero si acumula varias derrotas decepcionantes y la portería rival se convierte en un paraíso inexplorado tendrá que hacer la maleta. Esto es más viejo que la rueda, pero es la ley del fútbol.

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Apelo a la experiencia de Alcaraz para detectar un incendio antes de que este se produzca, se ayude del manual de la pasada temporada y de los líderes del vestuario para que aquellos jugadores que han estado fuera de concurso durante el mercado estival y otros que no gozan de su máxima confianza, sientan el respaldo necesario para implicarse en un proyecto que este 9 de septiembre alcanza sus 106 años de historia. En caso contrario, reviviremos la versión Mendilibar 2.0 y parte del dinero que tendría que destinarse a refuerzos invernales se utilizará en la indemnización de un técnico y en la contratación del sustituto.

Por ese motivo, el verdadero debate no es si Simao debe jugar de central o si hay que modificar el sistema para que Morales o Rubén exploten todas sus virtudes. Esta plantilla no está construida para el lucimiento personal de un jugador y solo ganará partidos si el grupo es solidario, se esfuerza al máximo cada jornada y genera un ambiente de convivencia saludable que acabe trasladándose al césped.

La clave del éxito o del fracaso de Alcaraz irá proporcialmente relacionada con la capacidad que tenga para administrar los egos individuales de jugadores veteranos como Navarro, Casadesús o Pedro López que en este momento no disfrutan de la titularidad y con la toma de decisiones más justa posible en función del rendimiento diario en cada entrenamiento.

Si los once elegidos dan argumentos futbolísticos para seguir vistiendo la elástica granota no habrá turbulencias, porque al resto no les quedará otra que apretar los dientes, entrenar más duro y aguardar su oportunidad.

Cada día estoy más convencido que en el futbol profesional y donde se compite al más alto nivel, los conceptos tácticos, estratégicos o físicos ya vienen de serie. La verdadera diferencia entre un entrenador vulgar y un gran entrenador está en los aspectos psicológicos, en como cautivar a un grupo para que con la suma de todas las voluntades parezca mucho mejor de lo que realmente es y alcance metas inimaginables. Unai Emery es el ejemplo y el Sevilla la primera oportunidad para demostrar que si se puede.