Luis Landero: "Si quieres triunfar, empieza por leer"

Madrid

Seis de la tarde del jueves 3 de septiembre. Llegamos a la librería Rafael Alberti, en el número 57 de la calle Tutor, y nos recibe Lola Larumbe, la propietaria y alma máter de este templo literario. "En las librerias parece que manejamos papel y nada más que papel y, cuando trasciendes un poco más y te enamoras de un libro y después tienes la oportunidad de conocer a un autor, piensas que hay una unidad, que el autor y la obra siempre van de la mano", nos dice mientras piensa en Luis Landero. Hace unos meses que el escritor presentó allí su última novela, El balcón en invierno. Es la historia de su vida y buena parte de ella transcurre en Madrid.

Llega Luis, sonriente, y nos explica que la Rafael Alberti es "una especie de catacumba" donde reunirse y un lugar que "invita a las confidencias". Y con ese tono confidente nos dice que este verano no ha visto a nadie con su libro en la mano y que, a veces, en las librerías, le gustaría acercarse a los curiosos y decirles que se sumerjan en su historia, que les va a gustar... No lo hace porque le da "cierto pudor", pero bromea con ello y piensa que sería un "malentendido divertido". Le apetecía escribir algo más cercano a sus vivencias y cambiar de registro, aunque reconoce que la memoria es una mentirosa, "la verdadera loca de la casa", y que no son pocas las ocasiones en las que altera nuestros recuerdos.

"Soy muy exigente y casi nunca me gusta nada de lo que escribo, pero con este libro estaba conforme, porque era auténtico y verdadero", nos cuenta, y poco después reconoce que uno de sus mayores sueños es irrializable: daría todo por volver a encontrase con su padre. Fue un hombre a quien Madrid no le hizo muy feliz. Sin embargo, siempre depositó muchas esperanzas en el futuro de su hijo. "Ser de provecho en aquellos tiempos, teniendo en cuenta que en mi familia eran todos campesinos, era ascencer socialmente, tener estudios, ser abogado y ganar dinero". Al final, la vida es caprichosa y Luis ha cumplido con su padre de una manera que ninguno de los dos barajaba: "Ni mi padre ni yo imaginamos que yo iba a ser escritor y que él iba a ser mi musa".

Al final de la charla, le sometemos a nuestro cuestionario literario y descubrimos en él a un avispado publicista, ya que en menos de un minuto nos propone el eslogan para una campaña para promover la lectura: "Si quieres triunfar, empieza por leer". También cuenta que en su mesilla de noche siempre está el Quijote y que un libro que en estos momentos le acompaña es Años luz, de James Salter. Y cuando va a una librería ya no busca sus libros con la mirada, aunque hubo en tiempo en el que no lo podía evitar. Le preguntamos por su lugar de Madrid para sentarse a escribir y, apenado, recuerda el Café Comercial.