División de opiniones para Otamendi y pitada a Nuno

Valencia

Había mucha expectación, y por qué no decirlo, también bastante morbo por conocer cómo iba a recibir la grada de Mestalla a Nicolás Otamendi después de su deseo expreso de abandonar el Valencia antes del cierre del mercado de fichajes. Fue los de los últimos en saltar al césped, aunque no tan al final como habría sido de no haber pasado nada este verano. Cuando se anunció su nombre por megafonía los pitos se percibieron muy por encima de los aplausos, aunque no fue así durante todo el camino del central argentino hasta la tarima central. En el momento en que Otamendi aplaudió a la grada, ésta le devolvió el aplauso mayoritariamente. Así que se podría calificar lo vivido como una división de opiniones. Eso sí, una vez en el partido, en la primera acción de ataque de la Roma en la que Nicolás estuvo tan expeditivo como siempre cortando el avance de los italianos, la ovación que se llevó de Mestalla fue estruendosa.

Pero con quién hubo más unanimidad a favor de los abucheos fue con el entrenador, Nuno Espirito Santo. Sin ser una pitada generalizada, sí que tuvo que escuchar el técnico del Valencia bastantes pitos de la grada a su salida al terreno de juego. Pero en esta ocasión esos pitos no se tornaron en aplausos, y si los hubo, fueron de forma muy poco perceptible. Tras el partido Nuno, preguntado al respecto, dijo: "La afición siempre tiene razón, ahora me toca trabajar para que el que me pite luego me aplauda, no puedes gustar a todos pero si que te respeten por tu trabajo".

En el otro lado de la moneda los más queridos por la parroquia che fueron en orden de aparición en el césped: Álvaro Negredo, José Luis Gayà, Paco Alcácer y Diego Alves. El portero brasileño, que está dando ahora sus primeros pasos tras su operación de rodilla, fue probablemente el más aclamado de la noche. En cambio, el último jugador en salir, el capitán Dani Parejo, no levantó demasiada expectación entre la gente y fue recibido con bastante indiferencia.