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El orgullo no es un carnaval

La marcha del movimiento LGTBI en Madrid se consolida como una gran fiesta por la igualdad pero no puede perder su esencia reinvindicativa

GRA127 MADRID, 04/07/2015.-El secretario general de UGT, Cándido Méndez (i), el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y el diputado de IU Alberto Garzón (d), al comienzo del tradicional desfile del Orgullo Gay que hoy recorre las calles de Madrid con el lema "Leyes por la igualdad real ¡Ya!", en una semana en la que se celebra el décimo aniversario de la aprobación de la ley del matrimonio homosexual en España.-EFE/CHEMA MOYA / Chema Moya (EFE)

GRA127 MADRID, 04/07/2015.-El secretario general de UGT, Cándido Méndez (i), el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y el diputado de IU Alberto Garzón (d), al comienzo del tradicional desfile del Orgullo Gay que hoy recorre las calles de Madrid con el lema "Leyes por la igualdad real ¡Ya!", en una semana en la que se celebra el décimo aniversario de la aprobación de la ley del matrimonio homosexual en España.-EFE/CHEMA MOYA

Madrid

Los escasos participantes en las primeras concentraciones por los derechos de los homosexuales celebradas en Madrid a finales de los 70, nunca imaginaron una fotografía como la que hemos visto este sábado en Madrid. Un camino largo y duro de lucha por la igualdad que en los 90 apenas recorría unos cuantos metros -entre la Plaza de Callao y la Puerta del Sol- y que ahora en 2015, abarrota el asfalto del eje Prado-Recoletos hasta la Plaza de Colón.

Hay muchos colectivos que durante años se han dejado la piel para luchar contra las dificultades de integración social y las trabas administrativas para la celebración de la Fiesta del Orgullo. Una tarea que simboliza la bandera que esta semana cuelga de la fachada principal del Palacio de Telecomunicaciones, sede del Ayuntamiento de Madrid. Exactamente la misma bandera que COGAM utilizó hace dos décadas para una de las primeras marchas del Orgullo. Desgastada y corta porque en aquellos años las manifestaciones eran menos multitudinarias y era "demasiada bandera" para una protesta de una minoría.

Esta edición marca, quizá, un antes y un después. Con algunos derechos afianzados -como la ley de los matrimonios homosexuales que cumple diez años- y con las administraciones volcadas con la fiesta, el reto ahora es que la esencia reinvindicativa del Orgullo, no se diluya entre la música, el maquillaje y el jugoso negocio que supone para la ciudad el turismo homosexual.

En Madrid se siguen produciendo agresiones de carácter homófobo con demasiada frecuencia y los mecanismos de denuncia siguen sin estar bien definidos. Al colectivo gay se han ido sumando siglas y particularidades que siguen sin solución. Madrid tiene pendiente una ley regional de transexualidad cuya tramitación debe discutirse en esta legilatura y la sociedad no tiene una respuesta clara para el movimiento intersexual.

En la cabecera de la Fiesta del Orgullo 2015 se han colocado los políticos de todos los colores. Los nuevos y los de siempre. Sería injusto reprocharles su presencia cuando durante años se les echó en cara todo lo contrario. Pero su presencia debe ir más allá de un selfie o un tuit o una declaración televisada en los medios.

La marcha es la explosión de felicidad compartida y necesaria por toda la lucha que ha dejado "corta" la bandera de los 90. Pero el camino no ha terminado aquí. La fiesta no puede ceder terreno a la reivindicación y los políticos no pueden pervertirla. No basta con ponerse al frente de la pancarta, les toca actuar en consecuencia y defender la igualdad desde las instituciones. Al menos mientras sigan existiendo en el mundo, una persona que sea discriminada por su condición sexual.

Javier Casal

Javier Casal

Presento el informativo Hora 14 en la SER. Durante 11 años estuve al frente de la actualidad de Madrid...

 
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