El Teatro Nuevo Apolo cerrado por orden municipal
El edificio incumple la normativa de aislamiento sonoro de la Concejalía de Medio Ambiente
Según los responsables del teatro distintos expertos en aislamiento acústico les han dicho que es imposible cumplir con esa normativa
Madrid
El teatro Nuevo Apolo, junto a la Plaza de Tirso de Molina, fue precintando por orden municipal. Según el Consistorio no cumple con una normativa de aislamiento sonoro que la concejalía de Medio Ambiente estableció en 2011, cuando Ana Botella era la responsable del área, y que exige un aislamiento de 80 decibelios. Los expertos le han dicho a los responsables del teatro que conseguir ese nivel de aislamiento es imposible en un edificio antiguo como el Nuevo Apolo, que tiene 83 años.
Jesús Cimarro, presidente de la asociación de productores y teatros de Madrid asegura que ninguna sala de Madrid cumple con esa normativa, al menos ninguna antigua e insiste en que el precinto es "incomprensible" puesto que el Nuevo Apolo cumple con el resto de normativas, como las de seguridad. "Cumple todas las normativas y no está en peligro nada", por eso no entienden que se haya tenido que llegar hasta aquí.
De hecho, cumplen también con la normativa de "transición sonora" que es la que fija los niveles de aislamiento necesarios para no molestar a los vecinos, Según Carlos López, director gerente del teatro, en 2013 adecuaron los equipos para no molestar a los vecinos. Además, López recuerda que tienen un escrito firmado por todos los vecinos en el que aseguran que el teatro no genera ruido. Todos los vecinos, menos el denunciante que, curiosamente, vive en el extranjero y tiene alquilado el piso.
Los responsables del teatro presentaron medidas cautelarísimas en cuanto las autoridades acudieron a precintar el edificio pero no han conseguido nada. López lamenta que el Ayuntamiento no les ofrece ninguna alternativa y que hayan tenido que ser ellos mismos, por su cuenta, los que se hayan enterado de que desde 2013 existe un censo especial dentro de esa normativa. "Salas de música en vivo como la Galileo o el café Central no cunplen con esa normativa y por eso se creó una especie de disposición transoitoria de la normativa", explica. Un punto que se creó para salvar a todos estos locales, según explica López, y evitar así el tener que aplicarles los 80 decibelios de aislamiento. De esta forma, sólo se les exige "que no transmitan ruido al vecino" y eso se traduce en un aislamiento de 35 decibelios.
El Nuevo Apolo cuenta con un aislamiento de 61 decibelios, el equivalente a las ventanillas de un avión. Por eso, esperan poder entrar en ese censo aunque el proceso, dicen, puede llevar meses y las pérdidas si tienen que cerrar el teatro todo ese tiempo, con más de la mitad de las entradas vendidas, son muy elevadas, aunque reconocen que todavía no han hecho el cálculo.
