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OPINIÓN - FRAN GUAITA

Corazón de piedra

La rebeldía de Nicolás Otamendi es el penúltimo capítulo de una historia larvada de símbolos tránsfugas en Mestalla

Valencia's Argentinian defender Nicolas Otamendi gestures in the goal during the Spanish league football match Valencia CF vs RC Celta de Vigo at the Mestalla stadium in Valencia on May 17, 2015. AFP PHOTO / JOSE JORDAN / JOSE JORDAN (AFP)

Valencia's Argentinian defender Nicolas Otamendi gestures in the goal during the Spanish league football match Valencia CF vs RC Celta de Vigo at the Mestalla stadium in Valencia on May 17, 2015.   AFP PHOTO / JOSE JORDAN

Valencia

Valencia es así. El Valencia es así. De toda la vida. Al menos, de la mía. La gloria es efímera. Fugaz. Y los ídolos, exceptos casos muy puntuales, tránsfugas con el alma negra y el símbolo del dólar tatuado en las cuencas de los ojos. Hagan memoria.

Tras realizar una temporada de ensueño, convertido en rey todopoderoso de Mestalla, Mijatovic se largó al Real Madrid. Ni habíamos digerido aquel maldito empate en Balaídos que abortó el alirón y Pedja ya perdía el trasero por dedicarle goles a Fernandito Sanz.

Años después, fue el general romano quien nos dejó tirados. Mientras Farinós y Juanfran, sombrero en ristre, ejercían de funambulistas improvisados sobre el travesaño de La Cartuja, la noticia se hacía oficial: Claudio Ranieri fichaba por el Atlético de Madrid. El bueno de Paco Camarasa ni tuvo tiempo de quitarse el reloj con el que alzó al cielo de Sevilla la Copa que tanto se hizo esperar. Rinaldi lamentará para siempre perderse aquel equipo. El mejor Valencia de la historia. Una máquina con ADN italiano que él comenzó a construir y que automatizaron hasta la perfección Héctor Cúper y Rafa Benítez, del que ahora parece haberse encaprichado el sumo hacedor Florentino.

Cuando todavía llevábamos puesta la peluca del doblete, Rafa convocó una rueda de prensa en Paterna para anunciar que, harto como estaba de las rarezas de Llorente, emigraba a Melwood. Y adiós muy buenas.

A fuerza de despedidas prematuras, el corazón se vuelve de piedra. Quizá por ello el reciente ataque de rebeldía a cargo de Otakaiser duele, pero menos. Por venir de dónde venimos y, fundamentalmente, porque el entorno estaba sobre aviso. Radio Valencia, en un ejercicio periodístico de esos en los que hay poco que ganar y mucho que perder, INFORMÓ el pasado 25 de marzo de las intenciones del jugador: quería marcharse a la conclusión de la temporada.

Dos meses y centenares de insultos después, ya han escuchado el desahogo respondón de Eugenio López, agente del jugador. La verdad de Otamendi. Como intentarán volver a desinformarles, una rápida consulta al diccionario. Que siempre enriquece. Representante, según la cuarta acepción que contempla la RAE, es aquella persona que gestiona los contratos y asuntos profesionales a actores, artistas de todas clases, compañías teatrales, etc…

Pueden creerse la milonga de las dos verdades (la de Otamendi y la de Eugenio López) que explicaba anoche entre balbuceos Amadeo Salvo. Pueden creerse que la reunión oficial en la que Otamendi miró a los ojos del presidente ejecutivo y le pidió salir en junio fue “una conversación de bar”. Pueden creerse incluso eso de que Mendes es “un agente más” de los muchos que trabajan con la entidad. En los últimos meses, ‘únicamente’ ha colocado en el club a un entrenador y cinco jugadores. Por no hablar de las operaciones frustradas por Kouyaté y Aleix Vidal. Sólo le falta elegir un nuevo director deportivo, que todo llegará.

Para lo bueno y para lo malo, Jorge Mendes DETERMINA el rumbo deportivo del Valencia. Los 15 millones de euros que van a pagarse por Cancelo –qué barbaridad- son el penúltimo ejemplo. Ahora que no se queje nadie. Ni siquiera Salvo. Fue el superagente portugués quién le puso en contacto con Lim antes de iniciarse el proceso de venta más limpio de la historia, la transacción más grande del fútbol mundial. Fue el superagente portugués quién intervino de urgencia tras el gambazo extracomunitario de Otamendi para buscar una solución, deportiva y económica. Mendes será quién, indiscutiblemente, tratará de contar la película a Peter Lim para influir en su decisión definitva respecto a la venta o no venta de Otamendi.

Que, por encima de tantas medias verdades y tanta escenografía de cartón, es lo que venía a escribirles. Históricamente, ha sido un error tremebundo entregarse a la serigrafía de estas leyendas con fecha de caducidad. Ahora que pilota Mendes, más si cabe. Luego pasa lo que pasa. Creemos que el ídolo de turno está celebrando un gol y resulta que lo que hace es calcular la distancia entre Valencia y Manchester.

Fran Guaita

Fran Guaita

Jefe de Deportes en Radio Valencia y director de SER Deportivos Valencia

 
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