El Yoyó del PSOE
Blog de Víctor García, nuestro enviado especial a la caravana electoral del PSOE
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Toledo
Se consume la campaña y aún no hemos hablado de uno de los clásicos de cualquier caravana que se precie. Uno de esos asuntos que forman parte irreemplazable de la vida electoral, y la endulzan y adornan como ningún otro. Algo que satisface a las masas y en lo que se esmeran en mayor o menor medida todos los partidos. Sin excepción.
Globos, bolis, mecheros, gorros, abanicos, pulseras, chapas, banderines, piruletas y hasta yoyós regala el PSOE estos días en Castilla-La Mancha. Es el merchandising de campaña, que viene a ser algo así como un buffet libre de trastos más o menos inservibles, ideales para acumular en alguna estantería.
Vienen en cajas, se colocan en mesas más o menos modestas, y la gente, con la libertad que proporciona la democracia, arrampla con ello. La gente, entre la que por supuesto me incluyo, porque el yoyó socialista ya reposa en algún punto indeterminado de mi casa.
Un fenómeno que tendrían que estudiar los científicos porque se juntan aquí dos materias que arrastran masas: los políticos y lo gratis. Algo extraordinario, como un eclipse que se repite cada cuatro años, porque es el único momento de nuestra existencia en el que la clase política va a regalarnos algo. Y aunque sea una horterada, hay que codiciarla y conseguirla, para cobrarnos en especias (y por adelantado) lo que quizá no podamos obtener con el voto.